La Reina Isabel II es de armas tomar. Realmente podría ser considerada como una abuela afable, que malcría a sus nietos con todo aquello que le piden, pero estos ya se han hecho mayores y hay ocasiones en las que hay que pegarles un tirón de orejas, especialmente cuando comienzan a sacar los pies del tiesto. Ahora bien, la reina de los británicos no ha discutido con si nieto, el príncipe Harry, porque sea él quien se está saliendo de madre, sino por ver cómo su esposa, Meghan Markle, comenzaba a exigir cosas con demasiada vehemencia.
Así lo ha desvelado este fin de semana el diario ‘Daily Mail’, que asegura que antes de la boda del príncipe Harry y Meghan Markle, la reina Isabel II tuvo que llamar a filas a su nieto para ponerle freno a su futura mujer. El motivo de la disputa es una tiara. La actriz tenía muy claro cómo quería que fuese su boda de cuento de hadas con un príncipe jurándole el amor eterno y en esa estampa que se había formado en su mente se veía casándose con una tiara con esmeraldas, concretamente la que meses después eligió Eugenia de York para su gran día.
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La Reina Isabel II se cansó de la insistencia de Meghan Markle por lucir esa pieza del joyero real y finalmente decidió dejarle las cosas claras a través del príncipe Harry. Lo tenía muy claro, la futura mujer de su nieto llevará “la tiara que yo le dé”, ni más ni menos. No podrá elegir y menos si ya le había reservado esa pieza tan especial a su nieta predilecta. El citado medio mantiene que el príncipe Harry se mostró “nervioso y arrogante” los días previos a su enlace y que su máxima era clara: “Lo que quiera Meghan lo tendrá”. Su abuela le paró los pies.
Esta tensión previa a la boda real del año ha salido ahora a la luz, meses después. El conflicto no solo estaba centrado en la tiara, ni en que Meghan Markle finalmente se tuvo que conformar con llevar una de diamantes y platino de la colección privada de la Reina Isabel II que antes perteneció a la Reina Mary. También por el hecho de que la novia deseaba llevar velo el día de su boda, a pesar de ser su segundo matrimonio y este detalle tan solo se reserva a las novias que se estrenan en el altar.