Un fin de fiesta por todo lo alto. Los actos por la coronación de Carlos III han concluido con un multitudinario concierto en el Castillo de Windsor que ha reunido a 20.000 personas. Los reyes Carlos y Camilla han disfrutado de la velada junto a los distintos miembros de la Familia Real, entre ellos, los príncipes de Gales y sus dos hijos mayores, George y Charlotte. Solo ha faltado el príncipe Louis, de 5 años, para quien ya era muy tarde para continuar con esta jornada festiva.
Los monarcas han llegado al concierto entre los vítores de la muchedumbre y tanto el Rey Carlos como su mujer se han mostrado muy animados. Ambos han agitado banderas, han saludado y han recibido con agradecimiento el cariño del público. El espectáculo ha contado con un maestro de ceremonias de excepción, nada menos que el protagonista de la serie Downton Abbey, Hugh Bonneville. Katy Perry, Nicole Scherzinger, Lionel Richie y Take That han sido solo algunos de los artistas que han animado la noche sobre un escenario circular con la bandera de Reino Unido.
El colofón a la coronación
Los duques de Edimburgo, sus hijos, la princesa Eugenia y su marido, Jack Brooksbank, la princesa Beatriz, su esposo, Edoardo Mapelli Mozzi, entre otros, han disfrutado del concierto. Además ha destacado la presencia del príncipe Andrés quien fue abucheado cuando se dirigía a la ceremonia de coronación en la Abadía de Westmister. El hermano de Carlos III, que es muy poco popular debido a su vinculación con el caso Epstein, se dejó ver junto a su exmujer, Sarah Ferguson. Esta última no fue invitada a la ceremonia de coronación, pero sí a este festejo posterior.
Nuevamente los más pequeños de la Familia Real británica han eclipsado todo el protagonismo durante el concierto. Los príncipes George y Charlotte han protagonizado los momentos más espontáneos y se han dejado ver bailando y cantando. Los niños estaban sentados en medio de Guillermo y Kate. Esta última ha acudido a la celebración con un elegante traje sastre dos piezas en color rojo firmado por Alexander McQueen, uno de sus diseñadores fetiche. Un estilismo que supera los 2.600 euros y que combinó con un espectacular collar de diamantes.