Los duques de Cambridge se encuentran de viaje oficial en la República de Irlanda, una visita histórica de tres días en medio de las tensiones provocadas por el Brexit. La pareja no sabía qué clima se iba a encontrar, pero lo cierto es que fueron recibidos con gran cariño. Kate Middleton, experta en protocolo y empatía, desde el primer momento tuvo claro que tenía que hacer un guiño de cercanía. Y fue a través de la moda. La joven apareció en las escalerillas del avión en el que se trasladaron toda vestida de verde, el color nacional de Irlanda.
Kate llevaba un elegante abrigo y por debajo un vestido estampado, ambos en verde. El matrimonio fue recibido por el presidente Michael D. Higgins y su esposa, Sabina. Luego cumplieron con varios encuentros a los largo de la jornada, pero lo mejor llegó por la noche. Guillermo y Kate acudieron con sus mejores galas a la fábrica de Guinness, la empresa cervecera más emblemática del país, en Dublín. Y allí no tuvieron más opción (y más placer) que brindar con el producto nacional por excelencia.
Al príncipe y su esposa les ofrecieron sendas pintas de cerveza negra en el antiguo edificio de la destilería, y él mostró sus dotes brindando por sus anfitriones en gaélico, mientras elevaba su vaso diciendo "Slainte". También Kate se llevó la pinta a los labios con una gran sonrisa. Mención aparte merecía su estilismo, de nuevo en verde, pero con toque brillante de fiesta. Por supuesto, también fueron invitados a subir al Gravity Bar, una impresionante terraza situada en el piso número 17 del edificio con vistas a la ciudad de 360 grados, donde el embajador británico en Irlanda, Robin Barnett, les agasajó con una recepción.
Los duques de Cambridge estarán en Irlanda hasta el viernes y tratarán asuntos sobre reconciliación, juventud, medioambiente y cultura, incluyendo visitas a Meath, Kildare, y Galway. Esto significa que no se encontrarán con el príncipe Harry y Meghan Markle en la entrega de los Premios Endeavour, este jueves 5 de marzo.