Kate ha reaparecido. Y bien que nos alegramos. Mucho, muchísimo. Fijaos en que la llamamos Kate, como si nada, como si fuera una más de casa. Es lo que tiene la Familia Real británica. De tan sólida, tan secular, tan variada, tan interesante a todos los niveles (hasta para una serie televisiva ha dado) que la tomamos como propia. A Kate también. Es ‘nuestra’ princesa. Pero, ¡ay!, resulta que ahora tiene ojeras, unas grandes bolsas bajo los ojos que mancillan su belleza natural. ¡Horror!

Kate Middleton en el Día del Recuerdo

Kate Middleton en su última aparición pública en el Día del Recuerdo. 

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Su presencia en los actos oficiales por el Día del Recuerdo (en el que los británicos rinden homenaje a los caídos en las guerras, simbolizado en los famosos broches de amapola que todos lucen en la solapa) ha sido recibida con alegría y esperanza. La princesa de Gales prosigue su recuperación del cáncer que padece y asumiendo poco a poco más compromisos públicos. Hasta ahí perfecto.

Ya lo dijo el pasado 9 de septiembre, cuando confirmó a través de un emotivo vídeo que había finalizado su tratamiento de quimioterapia y que a partir de ahora trataría de mantenerse "libre de cáncer" y tomarse cada día como viene.

Pues bien, lo que le ha venido ahora no es un percance de salud, afortunadamente, sino otra tormenta: la de los esteticistas de a pie valorando su demacrado rostro.

La princesa Kate sale de su burbuja para retomar su agenda

Durante todo este año la princesa Kate ha permanecido cuidándose en casa, rodeada de su marido, el príncipe Guillermo; sus tres hijos, su familia y amigos. Un círculo protector enmarcado, ya sea en Windsor o en su residencia en la naturaleza de Norfolk que, probablemente, no la contemplará cada mañana con su mejor cara, esa que todos conocemos.

Pero eso es el amor, ¿no? Para ellos Kate siempre será la más guapa del mundo, porque su batalla es otra, importante y esencial, nada más y nada menos que por la vida.

La prensa internacional desvela el gesto secreto que Kate Middleton ha tenido con su familia durante el Día del Recuerdo

La prensa internacional desvela el gesto secreto que Kate Middleton ha tenido con su familia durante el Día del Recuerdo.

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Pero llega el momento de salir y cumplir con el papel. Toca arreglarse, enderezarse, ponerse en manos de peluquería y maquillaje, sacar las joyas importantes y tirar de sonrisa. Es su trabajo. Y resulta que después de asistir por la noche a un concierto en el Royal Albert Hall, radiante e impoluta, a la mañana siguiente Kate tiene que presidir desde un balcón una ceremonia en el Cenotafio de Londres, al aire libre.

La luz de día es dura, implacable y revela sombras insospechadas. Su rostro muda y ya no brilla tanto. Seria, estricta, regia, acorde a la situación, pero con unas profundas bolsas que entristecen su mirada. Parece cansada, agotada. Vaya. El riguroso negro protocolario no ayuda y el ‘makeup’ tampoco le favorece, sino que se eleva como una incómoda máscara tras la redecilla del tocado. La ficción de esa princesa feliz, a la que no le pasa nada, se esfuma.

Los gestos más emotivos de la princesa de Gales

Además, en ocasiones la princesa parece abstraerse, emocionarse, sus ojos brillan hasta casi las lágrimas… Kate está a punto de llorar. Podríamos aventurarnos a invadir su mente e imaginar alguno de sus pensamientos. Una piensa en el sufrimiento de otros, en las pérdidas emocionales y toca resortes personales insondables.

En su catálogo de gestos de esa mañana de domingo encontramos sonrisas, nostalgia, estoicismo, solemnidad. Imposible no empatizar con ella. Kate es humana, claro.

Kate Middleton con semblante serio

Kate Middleton, con semblante serio.

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Lo normal es pensar que el rostro de la princesa no revela otra cosa que los efectos de la dureza de un tratamiento médico. No hace falta que sea un anuncio de crema antiedad.

Kate tiene 42 años.

Los crueles comentarios sobre el rostro de la princesa Kate

A raíz de esta última aparición, una presentadora del programa Good Morning Britain ha dicho que Kate había "envejecido demasiado", incluso preguntándose si podría deberse al tabaco. La que se ha liado, y con razón.

El mal gusto de la apreciación es evidente, sobre todo referida a una persona que sufre el cáncer, que se ha sometido a la quimioterapia y que tiene que lidiar con todo tipo de incertidumbres. Por desgracia, no es la única que lo ha pensado, admitámoslo. Esta Kate ‘vieja’ nos estropea la foto. Y es ahí donde tenemos que pararnos a reflexionar.

También a nuestra Letizia le han alcanzado las críticas en este sentido. Hace muy poco, a cuenta de una salida fotografiada por las calles de Madrid, con ropa informal y a cara casi lavada, hemos tenido que escuchar que 'hay que ver, cómo se le ha hecho esto'… “Esto” no me apetece repetirlo, pues sería caer en lo mismo que se critica.

Envejecer, penaliza. Y doblemente para las mujeres. Si nos ceñimos al mundo ‘royal’, vemos que la presión está conduciendo por caminos sinuosos hacia esos retoquitos estéticos imparables a los que muchas han recurrido ya, incluida la Reina Letizia. Charlène de Mónaco, Rania de Jordania y Mary de Dinamarca son otras usuarias. La princesa Kate parece que se resiste a claudicar y por ahora da testimonio de que la arruga puede ser bella, natural y saludable.

Esta era la cuarta aparición de Kate Middleton desde que se comunicó su enfermedad. Este 2024 ha supuesto un nuevo "annus horribilis" para los Windsor,  con el rey Carlos y la princesa Kate diagnosticados con cáncer. Y al que ahora se ha sumado la reina Camilla, ausente ese día por una infección pulmonar. En aquel reino pasa de todo. Solo faltaba que con ‘tanta plancha’ ahora a Kate le vaya a preocupar tener mala cara.

Kate Middleton lleva veinte años en el escaparate mundial. La conocimos como dulce novia universitaria del príncipe Guillermo y después de su boda hemos asistido a su consolidación como uno de los miembros más valorados por el pueblo. Durante este tiempo se ha convertido en una de las protagonistas indiscutibles. 

Kate Middleton procura cumplir con sus obligaciones públicas

Kate Middleton procura cumplir con sus obligaciones públicas.

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Se ha ganado todo el respeto. Apreciamos su entrega a su tarea, nos encanta su estilo, su eterna sonrisa y su encanto en medio de un panorama a menudo tan rudo. Más aún, hemos llegado a quererla, como si la conociéramos de algo. Seguida como si se tratara de un ídolo más, tras la estela de su adorada suegra, Lady Di, pero adaptada al siglo XXI. Todo ello ‘in her own way’, a su manera, que todavía tiene más mérito. Sin un fallo. 

Pero todo el mundo sabe que Kate ES perfecta y cualquier quiebra en su imagen se percibirá como una catástrofe. Kate ha salido con careto, parece mayor y oh, cielos, el mundo arde. Un pecado difícil de expiar.

De este síndrome colectivo han sido víctimas desde las grandes estrellas de Hollywood como Greta Garbo y Rita Hayworth hasta una Demi Moore que en su última película se aplica un producto milagroso llamado ‘La sustancia’ para ofrecer su versión más joven. 

Kate Middleton, bellísima en el concierto del Día del Recuerdo

Kate Middleton, bellísima en el concierto del Día del Recuerdo.

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Todas somos perfectas. O debemos serlo. Todo el mundo sabe que nos despertamos con el pelo ondulado, el rabillo en el ojo y los labios perfilados de rojo. Que ante nosotras se descuelgan de las perchas vestidos preciosos, zapatos de alto tacón y bolsos destinados a una imagen impecable e imitable. Y desde ahí nos regalamos al resto del universo. Porque ‘la mujer es lo más bonito del mundo’, que decía aquel, y hemos venido a embellecerlo como misión última.

Pues sí, oigan. De tantas y múltiples maneras que no hay patrón que nos sirva. Rompemos el molde todas y cada una de nosotras, incluidas princesas y reinas. También habrá días mejores para Kate. Cumpliremos más años y seremos felices, porque como una vez dijo Michael Caine sobre qué tal llevaba envejecer, respondió: "Considerando la otra alternativa"…