Posiblemente la Casa de Orange, nombre que recibe la Familia Real de Países Bajos, sea una de las más polémicas de Europa. Son incontables las ocasiones en las que alguna de sus decisiones ha sido cuestionada por la opinión publica llevándolos incluso a tener que dar marchar atrás y disculparse en más de una ocasión. Resulta llamativo para nosotros que como país solemos poner la lupa en el comportamiento de nuestra actual Familia Real, sin duda escandalizados por los excesos del anterior monarca. Es inevitable preguntarse cuánto durarían Guillermo y Máxima como monarcas en nuestro país viendo algunas de sus polémicas hasta ahora en la jefatura del país europeo.

La práctica totalidad de los escándalos que han envuelto a la familia de Orange tienen que ver con un asunto que debería ser en el que más pulcros fueran para asegurar su supervivencia: el económico. Una de las últimas críticas masivas a las que tuvieron que enfrentarse fue la reclamación por parte de la Princesa Amalia (heredera al trono) de su asignación con carácter retroactivo y a la que previamente había renunciado. En concreto la cantidad que la Princesa Heredera reclamó al estado holandés después de renunciar a ella fue la de 1,5 millones de euros. Correspondiente con un año completo de su asignación como heredera.

Hoy repasamos algunas de estas polémicas en las que los Orange se vieron envueltos y la fortuna económica y patrimonial de los actuales monarcas de Países Bajos.

Seis palacios y una fortuna superior a los 1.400 millones de euros

Según algunas de las últimas estimaciones publicadas por la prensa local la fortuna familiar de los Orange superaría los 1.400 millones de euros, pero no solo hablamos de fortuna económica en líquido, también una serie de increíbles propiedades que de forma directa o por el puesto que ostentan forman parte de ese boyante patrimonio. Cuando Guillermo de Orange se casó con Máxima Zorreguieta el entonces Príncipe Heredero tenía fijada su residencia en Villa Eikenhorst. Esta increíble propiedad tiene más de 14 dormitorios y está rodeada por más de 400 hectáreas de bosque que eran propiedad de su madre, la Princesa Beatriz, hasta que se las donó a Guillermo para blindar su intimidad.

Cuando Guillermo y Máxima ascendieron al torno en abril de 2013 tomaron la decisión de comenzar a reformar el que hasta ese momento había sido el palacio de la Reina Beatriz para adecuarlo sus necesidades como padres de tres hijas. La reforma fue polémica en su momento porque costó más de 60 millones de euros, algo que no sentó demasiado bien en un Países Bajos azotado por una recesión económica. A estos dos palacios habría que añadir el de Noordeinde, el de Het Loo, el de Amsterdam y el de Soestdijk. Además, los actuales Reyes de Países Bajos han querido seguir con una tradición familiar de los Orange: contar con propiedades vacacionales en el extranjero.

Las polémicas mansiones de Mozambique y Grecia

El primero de los intentos de Guillermo y Máxima de Países Bajos por ver satisfecha su ambición de una casa en un destino vacaciones nació en el año 2007. Mientras el viejo continente vivía lo peor de la crisis económica desencadena por la caída de Lehman Brothers, los entonces príncipes herederos compraron una villa en Mozambique y comenzaron una faraónica obra de reforma para convertirla en la casa de sus sueños. La noticia se anunció de forma oficial que habían adquirido la propiedad. Cuando trascendieron los detalles económicos de la operación y de la reforma en cuestión se montó tal revuelo que en 2009 tuvieron que salir a anunciar que la venderían y a disculparse por no haber tenido en cuenta la situación económica. Año después la Reina Máxima se referirá a aquel asunto en un documental asegurando que solo era “un gran sueño cargado de buenas intenciones”.

Guillermo y Máxima de Países Bajos en un fotomontaje con su propiedad griega de fondo.

Guillermo y Máxima de Países Bajos en un fotomontaje con su propiedad griega de fondo.

Fotomontaje SEMANA con fotos de GTRES

Pero la idea de contar con una propiedad en el extranjero para escaparse a descansar siguió rondándoles la cabeza. En el año 2012 los Reyes de Países Bajos adquirieron una imponente propiedad en la península del Peloponeso, Grecia. La propiedad en cuestión es una impresionante mansión compuesta por distintas edificaciones a pie de mar. Además de por el precio de compra, que fueron algo más de cuatro millones y medio de euros, la adquisición estuvo rodeada de polémica porque se publicó que parte del dinero de la compra provenía de cuentas en el paraíso fiscal de la isla de Jersey. Tiempo después los ecologistas y vecinos de la zona pusieron el grito en el cielo porque los Reyes habían construido un puerto privado para la propiedad sin tener en cuenta el impacto medioambiental. La última polémica entorno a esta propiedad se vivió en 2020 cuando en plenas restricciones por el COVID, y mientras el gobierno de Países Bajos pedía a la población evitar desplazamientos, la Familia Real holandesa fue fotografiada pasando unos días de Relax en su mansión griega. Aquello acabó en la enésima disculpa real por no haber tenido en cuenta (una vez más) la complicada situación que atravesaba el país.