La casa de ensueño en la que se instalaron el príncipe Harry y Meghan Markle hace 18 meses en California parece que ya no es tan idílica como habían imaginado. Los duques de Sussex estarían planteándose la posibilidad de vender la mansión para buscar un nuevo nidito en el que continuar su vida al otro lado del charco alejados de la familia real británica y sin tener que dar explicaciones a nadie sobre los pasos que dan en su nueva vida como no royals. El hijo del príncipe Carlos y Diana de Gales y su esposa se instalaron en una de las zonas más elitistas de California, concretamente en el Montecito de Santa Bárbara, donde comparten placeres con vecinos de la talla de Ellen DeGeneres, una de las grandes fortunas de Estados Unidos y con la que la pareja real tiene estrechos vínculos y una sincera amistad. Pero hay muchos otros nombres propios, como el de Oprah Winfrey, Ariana Grande o Gwyneth Paltow, entre otros.

Vídeo: Youtube

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Ahora, podrían cambiar de vecinos y es el príncipe Harry y Meghan Markle se han cansado de la mansión de Montecito que era un sueño cumplido en el verano del 2020 cuando la adquirieron. Nueve habitaciones a modo de suites, 16 cuartos de baño por si alguno está ocupado y llega una urgencia, piscina privada, spa, sauna e incluso una bodega privada son algunos de los encantos de una residencia que está alejada del mundo, aunque se encuentra en una exclusiva urbanización con todo tipo de mecanismos de seguridad para proteger a sus exclusivos y adinerados vecinos.

Una vivienda, popularmente conocida como ‘El castillo de Riven Rock’, que ahora podría colgar el cartel de ‘se vende’, como así han desvelado personas de su círculo más íntimo en California. “Ya no están encantados con la casa ni con la ubicación”, deslizan desde sus allegados a los medios para contextualizar el motivo por el cual los duques de Sussex estarían planeando una mudanza. Eso sí, para eso deben encontrar primero un comprador para su titánica inversión, que saldría al mercado por un valor estimado en 13 millones de euros. Una transacción que seguramente no traerá problemas mayores, si tenemos en cuenta los evidentes encantos de la propiedad, que cuenta con 1.734 metros cuadrados edificados y otros tantos de terreno ajardinado con vistas a la playa de las Mariposas y que es considerado un auténtico paraíso terrenal. Sin embargo, Harry y Meghan Markle parece que ya no lo ven con tan buenos ojos y quieren emplazar la felicidad y seguridad de su familia en otro enclave más acorde a sus necesidades y gustos personales.

Meghan Markle y Harry casa

Además, para proteger al príncipe Harry, Meghan Markle y sus dos hijos de miradas ajenas, desde su círculo de amigos aseguran que la casa no estará disponible en una agencia inmobiliaria. Con ello, evitan que todos sepan cómo es su residencia actual a la espera de encontrar su nuevo hogar y tan solo enseñarán la vivienda a aquellas personas de bolsillos holgados y cuentas corrientes boyantes que estén interesados realmente en su compra. Nada de curiosos que puedan ir corriendo a las redacciones a narrar fábulas que traigan más problemas a los duques de Sussex y, con ello, a la familia real británica de la que dejaron de formar parte hace ya dos años atrás.

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Tan solo 18 meses después de fijar su hogar en California, en la exclusiva zona de Montecito, ahora vuelven a planear una mudanza. Eso sí, aunque se hayan quejado de la ubicación, son muchos los que creen que optarán por una nueva casa cercana a la actual y cuyas características sean algo más modestas, quizá con menos de 16 cuartos de baño. Primará la seguridad de la familia en la elección y es que en su mansión de Santa Bárbara han recibido molestas visitas, ya sea de personas anónimas en busca de una foto, periodistas y reporteros ansiosos por más información e incluso un oso que ha causado pánico entre los vecinos con visitas recurrentes para encontrar algo que llevarse al hocico.

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