Dos décadas después de su boda, Haakon de Noruega ha demostrado haber elegido a su mejor compañera de vida, Mette-Marit. Una historia de amor con final feliz y dos hijos en común, Ingrid Alexandra y Sverre Magnus. Los inicios de este noviazgo que se convirtió en el primer gran enlace real del siglo XXI fueron tan polémicos que resonaran con fuerza fuera del país nórdico y estuvieron marcados por el pasado "salvaje" de la que está llamada a ser Reina de Noruega.
El príncipe conoció a Mette Marit con 25 años durante el Festival de música Quart, uno de los más populares que se celebraban en el país, y que tenía como escenario la ciudad de Kristiansand. Un encuentro casual entre el heredero al trono con una madre soltera que pasaría a ser su mujer. Su expareja y padre de su hijo, Morten Borg, había pasado por prisión por traficar con drogas. La pareja, que nunca se casó, tomó caminos separados antes del nacimiento del bebé. La historia tenía todos los ingredientes para que nadie tomara se tomar muy en serio aquel romance con Haakon de Noruega, ni tan siquiera el propio protagonista.
Mette Marit: un pasado de lo más 'salvaje' para una royal
"Algunos amigos sabían que Mette y yo nos conocimos, pero no muchos. Después de todo, ella tenía un hijo pequeño, por lo que no era del todo obvio que los dos nos convertiríamos en pareja", reconoció Haakon años después en sus memorias. La que se convertiría en su esposa también contaba con un pasado televisivo, había acudido a un programa a buscar pareja cuando se encontraba en estado de gestación.
La propia Mette-Marit se vio obligada a pedir perdón públicamente al país cuando su vida ya había sido sometida al escrutinio público. "Yo estaba en un ambiente donde se rompen muchos esquemas y la verdad lo siento. He tenido experiencias por las que he pagado muy caro. Para que no haya dudas sobre mi posición hoy, me gustaría aprovechar esta oportunidad para condenar las drogas, pero por mucho que quisiera, no puedo recuperar ni cambiar el pasado", afirmó entonces.
Ni la Familia Real, ni el pueblo noruego estaban a favor de la boda. Un amor contra viento y marea que defendió Haakon de Noruega. Incluso barajó la posibilidad de renunciar a sus obligaciones reales. Finalmente la gran boda real se celebró el 25 de agosto de 2001 en la Catedral de Oslo y aquella chica plebeya, cuya historia había dado la vuelta al mundo, pasó a ser Su Alteza Real Princesa de Noruega.
La separación secreta de Haakon de Noruega y Mette-Marit
El año pasado conocimos algunos detalles de la intrahistoria de Haakon de Noruega y Mette-Marit contados por sus propios protagonistas. Con motivo del 50 cumpleaños del primogénito de los Reyes Harald y Sonia de Noruega, el periodista Kjetil S. Østli publicó la biografía 'Haakon, historias sobre un heredero al trono'. Unas memorias en las que colaboró el protagonista personalmente relatando algunos momento importantes de su vida como la atracción que le supuso conocer a la que se convertiría en su compañera de vida.
"Teníamos conversaciones largas e intensas. Nos reíamos juntos y éramos capaces de ser sinceros el uno con el otro. Me lo pasé muy bien con ella. Nos vimos varias veces después del verano y en otoño. Me sentía seguro cuando estábamos juntos. Y el hecho de que tuviera un hijo pequeño me decía que no tenía miedo de asumir obligaciones y responsabilidades. No por ello era menos atractiva a mis ojos", indicaba en la publicación. También desvelaba que ese mismo otoño rompieron el romance justo antes de que emprendiera un viaje a Estados Unidos con la ONU. "Antes de irme, decidimos no estar juntos. No funcionó". Su regreso a casa supuso también una segunda oportunidad para ambos que dura hasta hoy.
La complicada etapa en la vida de Mette-Marit en la que se sintió "perseguida"
La vida de Mette-Marit dio un giro de 180 grados cuando se convirtió en la novia del heredero al trono de Noruega. Los capítulos más aciagos de su vida empezaron a exprimirse en la pequeña pantalla, también en la prensa. "Hay algunos periodos de la vida, especialmente de la primera fase con Haakon, en los que todavía no puedo pensar sin que me den ganas de vomitar", afirmaría décadas después.
"La experiencia de que se hable en público de la parte más vulnerable de mi vida es algo que no consigo asimilar", subrayaría en la biografía de su marido. También confesaría haberse sentido "perseguida" y que luchó en ese momento por encontrar su camino en la vida. Durante aquella etapa también vio cómo la relación con su padre con quien siempre tuvo sus tiras y aflojas, se deterioró considerablemente.