El funeral de Constantino de Grecia ha congregado a su numerosa familia a su alrededor (entre ellos los Reyes Felipe VI y Letizia), unidos como una piña, y acompañados por la plana mayor de la realeza europea. Durante la ceremonia religiosa, que ha tenido lugar en la catedral Metropolitana de Atenas, hemos sido testigos de momentos de honda emoción. Los sentimientos estaban a flor de piel, pese a lo cual, en especial su viuda, sus hijos y nietos, han logrado mantener el tipo la mayor parte del tiempo. Hasta que, poco antes del final de la misa, se ha levantado el heredero de los cinco hijos del difunto, el príncipe Pablo de Grecia, y junto al féretro con los restos de su padre ha pronunciado un elogio fúnebre.
Visiblemente emocionado, con la voz entrecortada, el que sería su sucesor en el trono (de no haber sido abolida la monarquía en Grecia tras el referéndum de 1974) ha comenzado su discurso en griego para glosar la figura paterna. Al terminar se ha llevado la mano al pecho, ha tragado saliva y ha respirado hondo, reprimiendo la emoción que le sobrevenía. Le ha costado decir las últimas palabras. Luego ha continuado con el discurso en inglés. "Querido papá", ha repetido con frecuencia a lo largo de su intervención.
En ese instante, las cámaras que retransmitían el funeral han enfocado a su madre, la viuda Ana María de Grecia, que tenía el rostro bañado en lágrimas. Una imagen desoladora para quien ha sido la esposa de Constantino durante casi sesenta años. También se ha visto a su nuera, Tatiana Blatnik, esposa del príncipe Nicolás (sentado a su lado, muy afectado), y por detrás a algunos de sus nietos, enjugándose los ojos. El resto de familiares escuchaba con gesto compungido.
Pablo de Grecia, de pie, en representación de todos los suyos y como heredero de los derechos dinásticos de su Casa Real, ha comenzado dirigiéndose hacia el ataúd: "Su Majestad, marido, padre, abuelo, campeón olímpico... Para todos los que nos hemos congregado aquí para darte el último adiós y los que no han podido estar... Padre, este no es el final. Siempre vivirás en nuestros corazones y en nuestras mentes", ha dicho.
"Perdiste muy joven a tu padre, el rey Pablo, mi abuelo, pero siempre permaneciste leal a su legado. Su consejo fue 'consagra tu vida y felicidad a la madre patria'. Eso mismo pasa ahora mismo hacia mí y tus nietos para el resto de nuestras vidas".
Pablo ha recordado los tiempos como atleta olímpica representando a su país (la vela era una de las pasiones de Constantino de Grecia) y su posterior trabajo formando parte del Comité Olímpico Internacional. Para finalizar recordándole de una manera más íntima: "La familia fue un valor fundamental para ti y nuestra madre. Creaste una gran familia unida por el amor y un gran sentido de amor hacia el país. En este día, todos nosotros somos el futuro de tu familia. Aquí en la madre patria y en todo el mundo. Mi fuerza está en el amor del pueblo, ese siempre ha sido tu lema y la guía principal de nuestra familia. Buen viaje".
Tras saludar al arzobispo de Atenas y el resto de religiosos, la Familia Real griega y el resto de representantes de la realeza internacional ha abandonado el templo. A la salida el numeroso público congregado les ha jaleado, mostrándoles su cariño y apoyo en un día tan difícil. "¡Pablo, Pablo!", han gritado.