El juicio se le ha complicado al emir de Dubái, Sheik Mohammed, que pensaba tener todo atado para vencer a su esposa, Haya de Jordania, en los tribunales. No obstante, sus pretensiones legales se han quedado en nada ante las evidencias que su mujer ha presentado ante el juez, deliberando que efectivamente hay pruebas suficientes para asegurar que el mandatario árabe es culpable de “secuestro, retorno forzado, tortura y una campaña de intimidación” contra dos de sus hijas.
El también primer ministro y vicepresidente de los Emiratos Árabes, Sheik Mohammed, ha perdido el juicio contra su mujer, Haya de Jordania. El documento que prueba la sentencia judicial no debería haber trascendido, porque así lo pidió el propio jeque árabe, pero la ‘BBC’ ha tenido acceso al texto legal que condena al emir por el trato dado hacia sus hijas. A la mayor de ellas, Sheikah Shamsa, la capturó cuando huyó al Reino Unido en el año 2000. El emir, según la sentencia, contrató a agentes de su confianza para dar caza a su hija y devolvérsela. Después, aseguran, la joven estuvo sedada durante un largo tiempo.
La menor, Sheikah Latifa, también intentó huir de su padre. La primera vez que trató de encontrar fortuna alejada del miedo a su progenitor fue en el año 2002, pero fue detenida y puesta entre rejas durante tres años por su atrevimiento. Lo volvió a intentar en 2018, llegando a las costas de la India, donde fue de nuevo detenida. Aún continúa bajo arresto domiciliario. Desde aquí ha logrado que su versión de los hechos, calificados de tortura, sean escuchados por el juez, que le ha dado veracidad en todo momento.
Contra Haya de Jordania, que ha sido quien presentó la demanda contra el emir de Dubái, pesaba una acusación de ser artífice de una campaña de miedo e intimidación. El juez también ha respaldado esta acusación tras atender a las pruebas que tiene en sus manos. Lo que se desconoce es a qué ha sido condenado el emir de Dubái. Puede recibir una sanción económica o también a cárcel, aunque dada su privilegiada posición es posible que se libre de los cargos y pueda disfrutar de la libertad, al menos hasta que dure su mandato.