El príncipe Guillermo ha sido el primero en dar la cara tras la polémica y esperada reunión que tuvo lugar el lunes en Sandringham. Fue la Reina quien, a fin de solventar todos los problemas surgidos tras el anuncio de la renuncia de Harry y Meghan Markle, decidió convocar en su residencia de Norfolk un encuentro en el que estuvieron sus dos nietos y su hijo Carlos, el heredero al trono.
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Aunque tras la reunión Isabel II emitió un comunicado en un tono de lo más familiar y mucho más conciliador que hace unos días, se esperaba con ganas la aparición pública de alguno de los asistentes. Y ha sido el duque de Cambridge quien, a fin de retomar la rutina habitual lo antes posible, ha cogido su coche para llevar a sus hijos al colegio como cualquier otro padre en un martes normal.
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Desde que se hiciera pública la renuncia de los que fueran Duques de Sussex no se ha vuelto a ver a Meghan Markle, que está en Canadá con el pequeño Archie, quien no viajó a Reino Unido junto a sus padres. Quien ha quedado en un rotundo segundo plano es Kate Middleton. La duquesa de Cambridge, que acaba de celebrar su cumpleaños eclipsada por la marcha de sus cuñados, se ha mantenido discreta y aunque han trascendido todo tipo de opiniones la suya continúa siendo una gran incógnita.