El coronavirus sigue su avance imparable por España y el resto del mundo. La alerta sanitaria ha vuelto a subir y las restricciones para minimizar el impacto de los contagios se extreman. Algo que está afectando a todos los españoles, con especial incidencia a Madrid y Vitoria, donde los contagios de Covid-19 están descontrolados. Se han cerrado colegios, institutos y universidades. También se recomienda trabajar desde casa y evitar salir de casa en la medida de lo posible. Con ello, Iñaki Urdangarin se sentirá como en un nuevo encierro, más allá del hecho evidente de que se encuentra ya en una prisión aislado del mundo.
Iñaki Urdangarin no podrá salir de la cárcel de Brieva en el que cumple condena para acudir al voluntariado que realiza para asegurar su reinserción en la sociedad una vez terminada su pena. Sus visitas al centro de voluntariado de Don Orione para prestar sus servicios a la comunidad deben paralizarse, por lo que los martes y los jueves el marido de la infanta Cristina no podrá salir y respirar en un ambiente similar a la libertad, aunque sepa que debe regresar a su celda al terminar el día.
La política de contención del coronavirus ha interpuesto también la prohibición de que los presos en las cárceles españolas puedan disfrutar de permisos penitenciarios y realizar actividades en el exterior, para así evitar que entren en contacto con el patógeno. No tanto por su propia seguridad, que también, sino sobre todo para no tener que hacer frente a un escenario caótico en el que las cárceles se llenen de casos de coronavirus, donde los contagios se propagarían sin frenos.
Las medidas de contención del virus suponen un inconveniente para cualquier persona. El mero hecho de que cierren los centros de estudio de Madrid y Vitoria obliga a muchas familias a hacer malabares por acoger a los niños en casa en un horario que creían protegido. Al tener que cuidarlos en casa, muchos no podrán ir a trabajar o podrán hacerlo en casa. La idea de reclusión en los hogares ha incitado a que muchos llenen sus neveras y arcones de comida, ante posibles cortes en el suministro. La lista es interminable. Pero a Iñaki Urdangarin todo esto le ha afectado de otra manera y, quizá, en el peor momento.
Instituciones penitenciarias ha reconocido la aptitud de Iñaki Urdangarin para poder disfrutar de un mayor número de días de permiso carcelario. Además de realizar el voluntariado los martes y jueves, le concedieron el privilegio de poder salir a partir de ahora dos fines de semana al mes. Eso sí, todo ha cambiado y las puertas no se abrirán para Iñaki Urdangarin en las próximas semanas, quien no podrá salir de la cárcel con la única finalidad de protegerle del temido coronavirus y, con ello, también a sus compañeras reas.
La infanta Cristina tendrá que hacer frente a esta situación de emergencia sin su marido. No podrá disfrutar de su compañía ahora justo que comenzaba a verle más a menudo y empezaba a sentir que las cosas volvían a tener un tinte de normalidad. No obstante, el coronavirus no respeta situaciones y la prevención para evitar la propagación de la pandemia por el país es la principal preocupación del Gobierno, que en última instancia ha decidido bloquear las cárceles españolas para evitar que se den casos de coronavirus entre sus celdas y el rápido contagio que incitaría el compartir espacios comunes con futuribles infectados.
Sus cuñados extreman las medidas, pero sin sustos
Los Reyes Felipe y Letizia han decidido continuar con su agenda oficial sin mayores imprevistos. No han querido recluirse en palacio a la espera de que se controle la pandemia del coronavirus que mantiene en vilo a todo el mundo. Siguen recibiendo audiencias en los salones del palacio de El Pardo, así como recepciones y congresos. Así han hecho este mismo lunes con la tradicional cita con los niños ganadores del concurso ‘¿Qué es un Rey para ti?’, organizado por la Fundación Institucional Española. Un acto que año tras año lleva a niños de todos los rincones de España deseosos de presentar sus obras de arte al mismísimo Rey Felipe, protagonista de sus creaciones. Ahora bien, recibir visitas en los tiempos que corren no es lo más recomendable según Sanidad, por lo que se han extremado las precauciones en El Pardo.
El Rey Felipe, como jefe de la casa, ha querido sumarse a este movimiento de seguridad sanitaria instalando a la entrada del salón en el que se celebraba la cita con los niños ganadores del concurso, unas mesas con gel desinfectante de manos. Un líquido que todo aquel que deseaba acceder al evento debía utilizar, como principal medida para frenar que el coronavirus. Además del gel que ayuda a mantener las manos libres de virus y bacterias, se cumplió con la máxima de estos días de respetar una separación mínima entre los asistentes de al menos un metro de distancia, evitar el contacto directo y, de paso, llegado el momento de toser, hacerlo en dirección al codo y no protegiéndose con las manos.