Tomar el mismo lugar que en su momento ocupó Diana de Gales no debe ser tarea fácil. Su carisma, su cercanía, su manera de vestir y sus polémicas la convirtieron en uno de los personajes más relevantes del siglo XX. Lo que hace que intentar sustituirla sea un fracaso asegurado. Lady Di, por suerte o por desgracia, solo hay una.
Y, aunque esposas de herederos a la Corona británica ha habido y habrá muchas, ninguna podrá reemplazarla. Kate Middleton parece haber tenido esto claro desde el principio; desde mucho antes de su boda con Guillermo en 2011. Ella ha sido consciente en todo momento de que su papel no era –ni debía ser– el mismo que el que ejerció Diana hasta 1996.
Mientras que la Princesa de Gales acaparó todas las miradas e hizo de la prensa su mejor arma, la duquesa de Cambridge ha preferido mantenerse en un segundo plano y dejar todo el protagonismo, si es que así podemos llamarlo, a su marido. Lo que no significa que no esté presente, ni sonriente, siempre que sea necesario. Todo lo contrario.
La madre de George, Charlotte y Louis se fija en la que sería hoy su suegra para repetir sus aciertos, pero ha decidido crear su propio camino y alejarse de la senda que recorrió Diana para no tropezar con sus mismas piedras.
Al contrario que la Princesa de Gales, ella evita los escándalos, busca no alimentar los rumores e intenta no cometer errores. Se muestra cálida y cercana, pero no demasiado; enamora con sus estilismos, pero no pretende ser referente de moda; cumple con su cometido, pero no eclipsa al nieto de la Reina.
Kate, que a diferencia de Diana sí ha encontrado en su marido un hombro en el que apoyarse, parece haber entendido a la perfección cómo funciona la monarquía y ha sabido mantenerse firme en su posición de royal sin dar el salto a la fama que Lady Spencer, desde un trampolín bien alto, sí que dio.
Kate Middleton, sin ser Libra, ha buscado la fórmula de equilibrar la balanza y exteriorizar la dosis exacta de humanidad –que no de naturalidad– necesaria para ser querida tanto por la prensa como por el pueblo. Una fórmula perfecta que, para tranquilidad de Isabel II, está funcionando con éxito.
A continuación elegimos algunos parecidos de estilismo.