Los príncipes Guillermo y Félix de Luxemburgo son los hermanos mayores de los cinco duques que componen la Casa Gran Ducal de Luxemburgo. Ambos con descendencia, celebraron dos grandes bodas reales que marcaron un antes y un después en sus vidas como figuras reales asumiendo su papel en la monarquía. Dos bodas que fueron muy populares en Europa y que contaron con la asistencia del resto de la realeza europea, la aristocracia y la alta sociedad de la época.

El príncipe Guillermo y el príncipe Félix de Luxemburgo

Los príncipes Guillermo y Félix de Luxemburgo, junto a sus esposas, las princesas Claire Lademacher y Estefanía de Lannoy, durante el Día Nacional de Luxemburgo en 2018.

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Guillermo de Luxemburgo y su boda de 1.400 invitados reales con Estefanía de Lannoy

El príncipe Guillermo de Luxemburgo y su prometida Estefanía de Lannoy se dieron el 'sí, quiero' el 19 de 0ctubre de 2012 en una ceremonia religiosa celebrada en la catedral de Santa María de Luxemburgo. Se dieron el ‘sí, quiero’ ante más de 1.400 invitados entre los que se encontraban representantes de varias Casas Reales, como el rey Felipe VI y la reina Letizia, la aristocracia y miembros de la alta sociedad europea. La boda fue todo un acontecimiento social en el que estaban puestos todos los ojos de Europa ya que se trataba del enlace matrimonial que garantizaría la sucesión directa al trono de Luxemburgo. Aunque su primer hijo y heredero no nacería hasta ocho años después, en 2020, el príncipe Carlos de Luxemburgo. 

Felipe VI y la reina Letizia

El rey Felipe VI y la reina Letizia en la boda del príncipe Guillermo y Estefanía de Luxemburgo.

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Este enlace matrimonial se convirtió en la boda del año. Aparte de la boda religiosa, los príncipes organizaron un fin de semana completo de eventos y actos oficiales en los que participaron numerosas figuras reales. Nunca antes se habían visto a tantos royals europeos reunidos en Luxemburgo. Tres días antes de la ceremonia religiosa, tuvo lugar una ceremonia civil precedida por una espectacular cena de gala a todo lujo que fue inaugurada con un impresionante desfile de joyas, tiaras y vestidos de alta costura lucidos por las princesas y reinas de cada casa real.

El príncipe Guillermo y Estefanía de Luxemburgo

El príncipe Guillermo y Estefanía de Luxemburgo el día de su boda real.

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Al día siguiente llegó la romántica ceremonia religiosa, que puso el broche de oro a este fin de semana que se convirtió en historia de la realeza europea. Para este día tan importante, Estefanía de Lannoy desfiló hacia el altar del brazo de su hermano Jehan de Lannoy con un impresionante traje nupcial. El vestido de novia de alta costura fue confeccionado por la firma Elie Saab, para el que se utilizaron 90 metros de encaje de Chantilly y de Calais, diez metros de hilo de plata, cuatro metros y medio de cola, 80.000 cristales y 50.000 cuentas pequeñas de perlas y piedras preciosas en el que invirtieron casi cuatro mil horas de trabajo.

Ocho años después de su boda real, los príncipes Gonzalo y Estefanía de Luxemburgo anunciaron la llegada de su primer hijo en común y heredero de la corona,el príncipe Carlos de Luxemburgo de tres años de edad. Y en marzo de 2023, llegó al mundo su hermano y segundo hijo en común del matrimonio, el príncipe François, de un año de edad.

Félix de Luxemburgo y su boda con Claire Lademacher en la Provenza francesa

El 21 de septiembre de 2013, un año después de la boda de su hermano el príncipe Guillermo y su esposa Estefanía, el príncipe Félix de Luxemburgo contrajo matrimonio con Claire Lademacher en una ceremonia religiosa celebrada en la tierra natal de la princesa, la Provenza francesa. Cuatro días antes de su enlace, celebraron una boda civil a la que acudieron los miembros más íntimos de la familia para la pareja en el que la novia lució un precioso traje nupcial sin cola del diseñador holandés de estilo vanguardista Jan Taminiau. 

El príncipe Félix y Claire de Luxemburgo

El príncipe Félix y la princesa Claire de Luxemburgo durante su ceremonia religiosa.

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La boda real se celebró en la pequeña ciudad de Saint-Maximin la Sainte-Baume, situada en la zona de la Provenza al sur de Francia, y fue oficializada por el arzobispo de Luxemburgo, el monseñor Jean-Claude Hollerech, en la basílica de Santa María Magdalena que tiene casi mil años de antigüedad y una gran veneración de fieles de todo el mundo. Este templo es uno de los mayores tesoros del gótico provenzal francés, tras comenzarse a construir en el año 1295 sobre las ruinas de una antigua iglesia merovingia. A esta preciosa basílica llena de historia, llegó el novio de la boda real muy sonriente, saludando a la multitud congregada alrededor de la iglesia y del brazo de su madre, la Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo, que iba vestida con un elegante traje fucsia bordado y un gran tocado con una sofisticada flor. En cambio, la novia llegó a la ceremonia acompañada de su padre, Hartmut Lademacher, montada en un Rolls Royce Phantom de color plata del 2006 con el que protagonizó una llegada de ensueño a la capilla. 

La princesa Claire de Luxemburgo decidió lucir el día de su ceremonia religiosa un vestido nupcial de la firma Elie Saab, al igual que la princesa Estefanía con su vestido de novia, que según la prensa luxemburguesa esta elección se puede calificar como una "oda a la delicadeza" por el prestigio de esta casa de costura. El vestido era de encaje en su totalidad y tenía un largo velo bordado que iba sujeto a una tiara floral de diamantes, una de las favoritas de la Gran Duquesa María Teresa. Para el ramo, se decantó por uno pequeño de hojas silvestres y flores blancas.

La princesa Claire de Luxemburgo

La princesa Claire de Luxemburgo vestida de novia el día de su boda junto a su marido el príncipe Félix. 

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Recién casados, enamorados y radiantes de felicidad, Félix de Luxemburgo y su esposa la princesa Claire, salieron de la basílica cogidos de la mano agradeciendo a los invitados sus muestras de cariño y sellando su amor con un apasionado beso en los labios. Tras la ceremonia llegó el banquete nupcial y los príncipes decidieron celebrarlo junto a sus 370 invitados, muchos menos que en la boda de su hermano el príncipe heredero Guillermo de Luxemburgo, en el convento real de Saint Maximin, donde además, disfrutaron de la Orquesta de Cámara del Conservatorio de la ciudad de Luxemburgo.