Fue la primera boda real en España después de casi un siglo, desde 1906, y la Familia Real española no escatimó en gastos. La infanta Elena y Jaime de Marichalar se dieron el 'sí, quiero' en Sevilla en una multitudinaria boda real a la que acudieron 1.500 invitados y donde se dieron momentos inolvidables como las lágrimas del rey Juan Carlos I o el despiste de la infanta durante su ceremonia. Sigue leyendo para descubrir todos los detalles del enlace matrimonial de la infanta Cristina y Jaime de Marichalar. 

Boda infanta Elena de Borbón

Los novios junto a la Familia Real española y la madre de Jaime de Marichalar. 

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El enlace matrimonial tuvo lugar el 18 de marzo de 1995 en la Catedral de Santa María de la Sede en Sevilla. La infanta Elena eligió la capital andaluza para albergar su boda por dos razones: la primera, homenajear a su abuela paterna, la condesa de Barcelona María de las Mercedes, que adoraba Sevilla y era hincha del Betis, y la segunda, porque ella misma era también una enamorada de la ciudad desde su juventud, de sus gentes y de su folclore, y pensó que era el mejor escenario para este día tan especial. Fue una boda de día y el sol iluminaba resplandeciente. Sevilla ya olía a azahar.

El cortejo real en la Catedral de Sevilla

La Catedral abrió sus puertas a primera hora de la mañana y todo salió según lo previsto y los horarios establecidos. Los invitado fueron llegando poco a poco. La Familia Real se alojó durante esos días en los Reales Alcázares, mientras que la familia Marichalar y buena parte de los 1.500 invitados, entre ellos representantes de 39 casas reales, lo hicieron en el lujoso hotel Alfonso XIII. 

Sobre las 12 del mediodía, Jaime de Marichalar llegó al templo acompañado de su madre, la condesa viuda de Ripalda Concepción Sáenz de Tejada. En su llegada, tuvo lugar la primera anécdota de la ceremonia. El coche que les trajo del hotel a la catedral los dejó a la entrada principal, pero no era por allí por donde tenían que entrar, sino por la Puerta de Campanillas. Jaime y su madre decidieron hacer el recorrido de una puerta a otra a pie mientras saludaban al pueblo sevillano que comenzaba a aglutinarse alrededor de la catedral.

Boda infanta Elena de Borbón

La reina emérita doña Sofía del brazo de se hijo, el entonces príncipe Felipe, en la boda de la infanta Elena. 

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Tras la llegada del novio, comenzó el cortejo real de los familiares directos a los novios, que desfilaron a pie los 400 metros que hay desde los Reales Alcázares hasta la catedralLa reina Sofía llegó del brazo de su hijo, el entonces príncipe Felipe, mientras que la infanta Cristina lo hizo del brazo de su primo Juan Gómez-Acebo, hijo de la infanta Pilar y hermano del recientemente fallecido Fernando Gómez-Acebo.

Boda infanta Elena de Borbón

La infanta Cristina en su entrada a la Catedral durante la boda de la infanta Elena.

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Infanta Cristina

El rey emérito Juan Carlos I fue el padrino de la boda y el encargado de llevar a su hija al altar, siendo este el momento más esperado de la ceremonia. Con todos los invitados en el interior de la catedral, apareció la infanta Elena del brazo de su padre dejando ver por primera vez el diseñado de su vestido de novia, firmado por un diseñador sevillano.

Boda infanta Elena de Borbón

La infanta Elena llega a la Catedral de Sevilla del brazo de su padre el día de su boda, en 1995,

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Juan Carlos de Borbón

Un vestido de novia de seda natural y el velo de la reina Sofía

El vestido de novia de la infanta Elena fue confeccionado por el taller de costura del diseñador Petro Valverde, cosido en seda natural con bordados de color marfil y corte princesa. La pieza tenía las mangas de estilo francés y un escote cuadrado que la infanta Elena lucía de maravilla, junto a un velo nupcial de cuatro metros de largo que fue el mismo que llevó en su boda la reina Sofía, y su madre, la reina Federica. Por supuesto, la infanta lució joyas de la familia real el día de su boda, como los pendientes de diamantes de la reina Sofía, una pulsera de oro pulido que perteneció a la infanta Isabel, y la preciosa tiara que lució, fue apodada como la "tiara Marichalar" ya que fue un regalo de su suegra por su boda. 

Boda infanta Elena de Borbón

La infanta Elena y Jaime de Marichalar dándose el 'sí, quiero' en la Catedral de Sevilla

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Infanta Elena de Borbón

El despiste de la infanta y las lágrimas del rey

Cuando llegó el momento de darse el 'sí, quiero', la infanta Elena fue víctima de los nervios y se saltó el protocolo que tenia que seguir en la ceremonia. Justo antes de pronunciar el 'sí, quiero', la infanta tenía que hacerle una reverencia al 'rey' para que le diera su permiso de casarse, y él le contestaría con un gesto de afirmación, pero este paso se le olvidó por completo pasando directamente al 'sí, quiero' y dejando a su padre fuera de juego. Al final, don Juan Carlos le sonrió y ese momento pasó a formar parte como una de las anécdotas de la ceremonia, así como sus lágrimas cuando por fin su hija contrajo matrimonio y salió de la catedral sevillana de la mano de Jaime de Marichalar felizmente casada. 

El clamor del pueblo sevillano y un banquete nupcial de lujo

La ceremonia fue retransmitida por televisión y seguida por más de 10 millones de espectadores, cuya realización corrió a cargo de Pilar Miró por expreso deseo del rey emérito. El pueblo sevillano se volcó con los novios. En su salida de la catedral, la ciudad esperaba expectante a los novios entre vítores y aplausos, los cuales pudieron sentir el clamor popular de la capital andaluza. 

Boda infanta Elena de Borbón

La infanta Elena y Jaime de Marichalar en su salida de la Catedral después de darse el 'sí, quiero'.

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El banquete nupcial tuvo lugar en el palacio mudéjar de los Reales Alcázares y fue servido por el chef sevillano Rafael Juliá. El menú consistió en lubina del Cantábrico con trufas y almendras, perdiz roja helada de café con almendra y salsa de caramelo, y una impresionante tarta nupcial decorada con flores de lis en chocolate.