De la manera más sorprendente, Alberto de Mónaco se ha lanzado de lleno al mundo de la televisión. El Príncipe se ha unido al grupo de afortunados que cocinan en ‘Petits Plats enquilibre’, un famoso concurso de cocina del principado monegasco. No es ningún secreto que el marido de Charlene es un apasionado del ámbito culinario, y ahora no ha querido dejar pasar la oportunidad de demostrar sus dotes ante la atenta mirada de miles de espectadores.
Será el próximo lunes, 3 de junio, cuando Alberto de Mónaco se ponga ante los fogones con el objetivo de conquistar el paladar de Laurent Mariotte, su anfitrión. El actor fue quien tuvo la idea de añadir al Príncipe a sus filas por motivos que ha revelado al medio Point de vue: “Sabía que el Príncipe era fanático del programa desde hacía mucho tiempo. Algunos de nuestros conocidos mutuos, entre ellos uno de los chefs del Palacio de Mónaco, me lo habían confirmado hace varios años. Un día me dije: ‘¿Por qué no invitarlo a la cocina?’ Así que lancé la invitación, a la que Alberto II respondió inmediatamente favorablemente”, ha contado, visiblemente contento con una idea que promete ser todo un éxito en cuanto a datos de audiencia.
El anfitrión del programa saca a relucir el lado más ecológico de Alberto de Mónaco
Por si fuera poco, Mariotte también ha sacado a relucir el lado más cuidadoso del Príncipe Alberto con la comida: “Conocí a un hombre muy apegado a los productos de temporada, y eso es algo bastante raro hoy en día. Vivimos en una época en la que los tomates, los calabacines y las frambuesas son tan accesibles durante todo el año, que perdemos nuestro latín”.
Además, el soberano también recordó a su madre, Grace Kelly, en cuanto supo que iba a participar en ‘Petits Plats enquilibre’: “Me dijo que fue su madre, la Princesa Grace, quien desde la infancia les había enseñado a él y a sus hermanas a comer verduras y frutas en el momento adecuado”. Un testigo que ahora espera que recojan sus hijos, los príncipes Jacques y Gabriella.
En cuanto al comportamiento de Alberto de Mónaco, el anfitrión ha confesado que estuvo “muy cómodo”: “Con él adopté lo que hago cuando invito a mis amigos a casa. Una copita de vino y una charla mientras cocinamos. Esto hace que sea más fácil confiar. Así es como naturalmente me habló de su implicación en la causa medioambiental, de su interés por la agricultura ecológica…”, ha continuado, indicando además que el soberano peló alcachofas, cortó rábanos e incluso probó algunas hojas.
El emotivo regalo del Príncipe Alberto para 'Petits Plats enquilibre'
Como no podía ser de otra manera, el Príncipe Alberto agasajó a su anfitrión por el trato recibido: “Me regaló un delantal muy bonito con el escudo de Mónaco, bordado con mi nombre. Él también tenía el suyo. Este regalo me conmovió mucho, porque lo hizo en un taller que conozco en los Vosgos, de donde soy”, ha revelado, muy orgulloso de haber forjado un vínculo tan especial con el soberano monegasco.
Más allá de su gusto por el ámbito culinario, podría decirse que se trata de una oportunidad perfecta para que Alberto de Mónaco se muestre tal y como es ante los ciudadanos. Su distanciamiento con la Princesa Charlène hizo que muchos le miraran con recelo. Sin embargo, siempre que ha encontrado el momento perfecto para hacerlo, se ha deshecho en elogios ante su esposa y su capacidad para resurgir de sus cenizas, incluso en las situaciones más complejas.
Alberto II y la Princesa Charlène, ¿en mitad de una crisis?
Pero lo cierto es que ni estos intentos por aparentar normalidad han evitado que surjan los rumores de crisis en el matrimonio. Cada vez son menores las apariciones públicas que ambos protagonizan de manera conjunta, lo que hace creer que quizá su relación esté en un punto de no retorno. Por ahora, ninguno de los dos se ha pronunciado al respecto sobre este claro distanciamiento.
Alberto de Mónaco permanece completamente centrado en sus compromisos al frente del principado monegasco. Por su parte, Charlène está más alejada del foco mediático con el objetivo de recuperarse totalmente de la depresión que padece y por la que su agenda se vio claramente reducida. La salud es lo primero, motivo por el que el resto de miembros de la familia son quienes se están haciendo cargo de los actos a los que, en una situación normal, acudiría la Princesa consorte.