De la espectacular Rania de Jordania al fallo inesperado de Carolina de Mónaco: los looks royals de la boda de los Reyes Felipe y Letizia

La Reina emérita ejerció de orgullosa madrina y llegó a la catedral del brazo del Príncipe de Asturias luciendo un vestido largo satinado color champán con bordados en la cintura tipo fajín, de Margarita Nuez, que completó con la tradicional mantilla en negro. El cuello redondo del vestido dejaba ver una gargantilla de brillantes y perlas.

La duquesa de Lugo volvió a hacer gala de su elegancia en una época en la que era considerada la royal mejor vestida gracias al asesoramiento de su entonces marido, Jaime de Marichalar, un apasionado de la moda. Elena, al más puro estilo goyesco, lució un sastre de alta costura de Christian Lacroix formado por chaqueta entallada, chaleco y falda tubo de seda rosa palo con bordados en blanco. Completó el estilismo con bolso y zapatos bordados a juego, mantilla en negro, guantes blancos y, como joyas, pendientes y collar de perlas.

Siempre más discreta que su hermana, la Infanta Cristina, que hizo el paseíllo del brazo de Iñaki Urdangarin, optó por un vestido de raso amarillo sobre el que lució un abrigo de guipur con diseño floral adornado con perlas en gris perla, de Jesús del Pozo. La gran pamela de Mabel Sanz en el mismo tono del vestido y el bolso, junto con unos salones de raso en ocre fueron los complementos perfectos.

Fue la royal que más sorprendió sobre la alfombra roja y la más espectacular. En principio su estilismo parecía que no cumplía con las normas que rigen a una boda de mañana (nunca de largo), pero en su caso sí se ajustaba perfectamente al protocolo de los países árabes. La reina de Jordania eligió una sencilla camisa blanca fluida, combinada con una preciosa falda larga lila con tiras de tul bordadas de encaje en beige, de Givenchy Alta Costura. No necesitó nada más, ni tocados, ni pamelas, para conseguir un look de invitada que ha quedado para la historia y todavía se repite en las bodas de hoy. 

No tuvo su mejor día la princesa de Hannover. En la cena de gala previa a la boda había sido la invitada más espectacular con su vestido de Chanel, pero en el enlace su look estuvo acorde a su estado de ánimo. Carolina no fue con su marido, Ernesto de Hannover, que había salido de juerga por Madrid y no estaba en condiciones de acudir al templo. Ella se enfundó un bonito traje de Chanel azul celeste con chaqueta desflecada, una falda de tul con tablas en los bajos y una pamela a juego. Sin embargo, la seriedad y tristeza en su rostro y su melena sin peinar hicieron que no pudiera brillar como nos tiene acostumbrados.

Considerada una de las reinas más elegantes, la mujer de Hussein de Jordania, padre del actual monarca hachemita, llevó un vestido satinado en toffee, coordinado con un abrigo estampado de flores con botones joyas. De sus complementos destacó delicado pañuelo sobre de la cabeza. 

La reina holandesa confió en Valentino, como hace en muchas ocasiones especiales, para firmar este conjunto de vestido de gasa bordado y sencillo abrigo de cuello redondo cerrado con un broche en tono empolvado. Además, lució una espectacular pamela, un bolsito joya, guantes y zapatos de pulsera en los mismos tonos.  

Siempre discreta, pero muy elegante, la reina de los belgas, también lo fue en la boda de Felipe y Letizia eligiendo un sencillo look con vestido aguamarina y un abrigo en un tono azul pastel con delicados bordados en las mangas y complementos en los mismos tonos para formar un look total.  

La princesa de noruega eligió un vestido rosa empolvado con con tablas, aunque no acertó especialmente al combinarlo con una chaqueta entallada metalizada y unas salones destalonados de print de serpiente que se salían al caminar. 

La princesa sueca fue una de las más originales con un vestido naranja con bordados de inspiración oriental, que combinó con complementos en blanco. Fue de las pocas invitadas que también prescindió del tocado y acertó plenamente al llevar su melena en un recogido adornado con palillos, muy acorde al estilismo. 

La esposa de Pablo de Grecia, primo del Rey Felipe, fue fiel a Valentino. Estaba embarazada y eligió un sencillo vestido nude con un lazo, combinado con un abrigo gris con destellos plateados. Del look destacaba, además de la pulsera y el collar de perlas, la espectacular pamela de plumas.