Durante todo su embarazo la actriz no dejó en ningún momento de cuidarse: siguió una dieta equilibrada, recurrió a tratamientos en cabina para combatir la retención de líquidos, hizo ejercicio prácticamente a diario... Pero ahora, 7 meses después de dar a luz a su segundo hijo, Paula Echevarría está más concienciada que nunca en recuperar su silueta y, además de continuar con todos esos hábitos saludables, ha decidido probar un nuevo protocolo: la maderoterapia.

Este tratamiento se ha puesto muy de moda en los últimos años, tanto es así que muchas de nuestras famosas e influencers más conocidas ya se han rendido a él: Rocío Flores, Cristina Pedroche, Marta López Álamo, Eva González... Pero, ¿sabes en qué consiste la maderoterapia exactamente? Se trata de un método basado en intensos masajes con instrumentos de madera especialmente diseñados para lograr efectos reductores, anticelulíticos y tonificantes.

Maderoterapia, el tratamiento clave de Paula Echevarría

Cada instrumento que se utiliza durante la sesión tiene una función concreta, por ejemplo, el rodillo liso sirve para activar el sistema circulatorio y facilita la eliminación de adipocitos; la copa sueca se emplea para tratar la adiposidad y modelar; la tabla modeladora contribuye a drenar la grasa y favorece la eliminación de toxinas...  Eso sí, todos los expertos coinciden en lo mismo: la eficacia de la maderoterapia depende de la manera en la que se realice, por lo que es fundamental acudir a centros profesionales que dominen esta técnica, igual que ha hecho Paula Echevarría.

Objetivo: mantener la celulitis a raya

La actriz asturiana, de 44 años, se ha recuperado muy bien tras su segundo embarazo y ya casi se encuentra en plena forma, con la misma figura de siempre. En esta ocasión, a diferencia del primer embarazo de su hija Daniella, no ha engordado tantos kilos y ha conseguido ponerse a tono antes.

Y si tu también quieres remodelar tu silueta y combatir la celulitis, debes saber que es esencial hacer un seguimiento constante de la evolución de la grasa localizada. Además, pasados los 40 años, está demostrado que hay dos cosas cruciales: la primera es la constancia en los tratamientos corporales (de nada sirve hacer una sesión de maderoterapia cada dos meses, es necesario ser perseverante con el tratamiento para poder ver resultados). Y la segunda, es que los milagros no existen, los cambios se aprecian con tesón: sigue una dieta saludable que incluya abundante fibra, bebe al menos dos litros de agua al día y realiza ejercicio físico de forma regular. ¡La que algo quiere, algo le cuesta!