Es uno de los tratamientos estéticos de moda entre las 'celebrities', pero ahora Virginia Troconis nos descubre la maderoterapia facial, una de las nuevas variantes de un tratamiento que ha encandilado a más de un rostro conocido.
La mujer de Manuel Díaz 'El Cordobés' ya había contado en más de una ocasión que ella es asidua a este tratamiento que se realiza en centros de estética o, con las herramientas y la habilidad necesarias, desde casa. Sin embargo, es ahora cuando ha mostrado cómo le aplican en su centro de confianza un tratamiento específico para el rostro.
¿Qué es la maderoterapia?
Como ya hemos comentado en alguna ocasión, la maderoterapia es un tratamiento estético que se aplica en forma de masaje. Ese masaje se realiza con una serie de instrumentos con formas de lo más diversas, hechos de madera, de ahí el nombre de la técnica.
La idea es, aprovechando las distintas formas de los aparatos, ir masajeando el cuerpo de tal manera que haya herramientas para masajear las zonas a las que de otra manera resultaría más complicado acceder o incidir con la precisión suficiente. Ese masaje tiene la intención de ayudar a mover la grasa localizada, a reactivar la circulación sanguínea y con ello lograr que se mantenga más tersa.
El tratamiento para el rostro
Partiendo de esa intención es comprensible que la técnica también tenga su adaptación al rostro, que es la que ha probado Virginia Troconis estos días desde su casa. Según contaba en sus redes sociales, el masaje que había recibido “estimula y mejora la circulación sanguínea y linfática” además de hacer los propio con “el aspecto y la flacidez de la piel” y reactivar “la producción de colágeno, elastina y vitamina E”.
Todo un dechado de virtudes, que si bien no son comprobables en unos minutos sí dejan claro las razones que han animado a Virginia a probarlo en su rostro. De hecho, la venezolana compartía también imágenes de cómo le realizaban a ella el masaje.
Para ello le pasaban algunos de esos instrumentos de madera de forma repetida por el rostro. Lo hacían de manera ascendente y hacia el exterior de la cara, para trabajar con la piel en contra de la gravedad buscando ese efecto tensor. Mientras ella disfrutaba de unos momentos de calma en los que se la veía de lo más relajada.