La llegada del buen tiempo trae consigo la exposición prolongada al sol, un factor que puede beneficiar nuestra piel, pero también afectarla si no tomamos las precauciones adecuadas. Después de meses de temperaturas frías y menor contacto con la radiación solar, nuestra tez suele estar más fr��gil y vulnerable. Por ello, prepararla de manera correcta es fundamental para evitar daños cutáneos, prevenir el envejecimiento prematuro y potenciar un bronceado saludable y uniforme.
Acondicionar la piel antes de la exposición solar no solo se trata de aplicar protector solar, sino de una serie de cuidados previos que incluyen hidratación, exfoliación, nutrición y protección contra los radicales libres. “Cuanto antes nos preparemos para los meses de agresión solar, mucho mejor. Realmente, lo ideal es que la preparación sea continua, del mismo modo que, en general, cuidamos la dieta o hacemos ejercicio durante todo el año”, explica Jerónimo Ors, farmacéutico y director de la empresa de cosmética botánica Cosméticos Paquita Ors.
Exfoliación: eliminando impurezas para una piel renovada
El primer paso para preparar la piel es eliminar las células muertas acumuladas durante el invierno. La exfoliación ayuda a renovar la piel, mejora su textura y permite que los productos hidratantes y protectores penetren mejor. Se recomienda utilizar exfoliantes suaves con ingredientes naturales, evitando aquellos demasiado agresivos que puedan irritar la piel.
Según afirma el experto: “En estos meses de agresión, los derivados del retinol ayudan a la regeneración de la piel, a mejorar la microcirculación y a combatir el envejecimiento. Lo que sí es imprescindible, si utilizamos este tipo de activos, es aplicarlos siempre por la noche, nunca durante el día cuando vamos a exponernos al sol”.
Parte de la preparación de la piel consiste en una exfoliación tanto facial como corporal.
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Para el cuerpo, se pueden emplear exfoliantes mecánicos con gránulos naturales, mientras que para el rostro es preferible siempre optar por exfoliantes químicos o enzimáticos, que eliminan las células muertas sin dañar la barrera cutánea. La exfoliación debe realizarse una o dos veces por semana, dependiendo del tipo de piel, para no alterar su equilibrio natural.
“Es súper importante cuidar especialmente el uso de protectores solares, porque estos activos, aplicados en pieles sensibles, pueden producir manchas que, aunque se eliminan con facilidad, pueden representar un deterioro estético”, añade.
Hidratación intensiva: la clave para una piel flexible y saludable
“Una piel hidratada y nutrida se defiende mucho mejor de cualquier tipo de ataques y de agresión. Las células de la superficie de la piel, los corneocitos, son como ladrillos unidos por una especie de emulsión que naturalmente fabrica la epidermis y de donde es parte fundamental el factor de hidratación natural o NMF. Esta emulsión actúa como un cemento que mantiene la adherencia de las células e impide que las sustancias tóxicas, los microorganismos o la suciedad se introduzcan en las capas profundas, deteriorando nuestro órgano más extenso”, aclara Jerónimo.
La hidratación es fundamental si queremos conseguir un bronceado bonito y uniforme.
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Por ello, es importante aplicar cremas y lociones que contengan ingredientes humectantes como el ácido hialurónico, la glicerina y la alantoína, que ayudan a retener la humedad en la piel. “Como productos, a mí me gusta utilizar azúcares y mucílagos que vienen de los vegetales y que crean una capa de protección en la superficie de la piel. También aceites vegetales como el aceite de cacay o de argán, junto con ceramidas naturales”, comenta.
Además de la hidratación diaria, también es recomendable el uso de mascarillas nutritivas una o dos veces por semana, especialmente aquellas con ingredientes calmantes como el aloe vera, la miel o el aceite de rosa mosqueta. Estos componentes no solo restauran la humedad, sino que también refuerzan la barrera cutánea, preparándola para la exposición al sol.
Los nutricosméticos: el complemento infalible
Los nutricosméticos han revolucionado el mundo del cuidado de la piel al ofrecer una protección solar desde el interior. Estos suplementos, ricos en antioxidantes como el betacaroteno, la vitamina C y el licopeno, ayudan a reforzar las defensas naturales de la piel contra los efectos dañinos de la radiación ultravioleta. “Indudablemente, los nutricosméticos son un complemento importantísimo para proteger nuestra piel antes, durante y después de exponernos al sol”, confirma el farmacéutico.
Los nutricosméticos pueden ser un aliado clave en el cuidado de la piel.
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Su acción principal radica en neutralizar los radicales libres generados por la exposición al sol, reduciendo el daño oxidativo y previniendo el envejecimiento prematuro. Además, su consumo regular contribuye a mejorar la hidratación, la elasticidad y la resistencia cutánea, potenciando los efectos de los protectores solares tópicos. Aunque no sustituyen el uso de cremas solares, son un excelente complemento para fortalecer la barrera de protección natural de la piel.
“Mi favorito, que recomiendo habitualmente, es la vitamina A o la provitamina A, porque ayuda mucho a la piel a fabricar melanina y a mantener en guardia su sistema inmune. Como antioxidantes orales, el más eficaz es la vitamina C, que, además de ayudar a prevenir la oxidación, nos ayuda a fabricar colágeno y, por tanto, a mantener la piel elástica. Otro de mis favoritos es el extracto de arándanos, que recomiendo en numerosas ocasiones”, explica.
Protección solar: un escudo imprescindible
La aplicación de protector solar es el paso más importante para proteger la piel de los efectos negativos del sol. Se recomienda utilizar un fotoprotector con un SPF de al menos 30 para el día a día y de 50 en exposiciones prolongadas. Es crucial reaplicarlo cada dos horas y después de nadar o sudar en exceso.
El uso del protector solar tiene que ser durante todo el año.
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Optar por protectores solares con filtros físicos (como el óxido de zinc o el dióxido de titanio) es una excelente alternativa para pieles sensibles, ya que crean una barrera sobre la piel y reflejan los rayos UV. También es recomendable el uso de ropa con protección UV, gafas de sol y sombreros para reforzar la protección.
“En fotoprotección, más es más. Actualmente, lo mejor es utilizar filtros por encima de 30, y lo ideal es un FPS 50. Pero hay que recordar una máxima fundamental: por muy alto que sea el filtro, a las cuatro horas su efecto ha caído en picado y es imprescindible renovar la capa. Un índice 70 tiene que renovarse con la misma frecuencia que uno 50 o uno 100”, sentencia el experto.
Hábitos saludables: complementos esenciales para el bienestar cutáneo
Para mantener la piel en óptimas condiciones, es importante adoptar hábitos saludables que potencien su salud y protección. Evitar el tabaco y el alcohol en exceso es fundamental, ya que ambos factores contribuyen al envejecimiento prematuro y la deshidratación de la piel. Asimismo, dormir bien y reducir el estrés ayuda a mantener un cutis descansado y sin signos de fatiga.
Por último, es recomendable realizar revisiones dermatológicas periódicas para detectar posibles alteraciones en la piel y asegurarnos de que esté en buen estado antes de la exposición solar. La prevención es clave para disfrutar del sol sin comprometer la salud cutánea.
Y es que la preparación de la piel para la llegada del sol no es un lujo, sino una necesidad para evitar daños a largo plazo y lucir un cutis radiante. Desde la exfoliación y la hidratación hasta la protección solar, cada paso es esencial para fortalecer y hacer frente a la radiación solar de forma segura.