Alisar, dar forma, aportar volumen, marcar el rizo... Hay todo un mundo de posibilidades para el pelo gracias a los focos de calor en todas sus versiones: tenacillas, planchas y secadores. Pero ojo, su uso puede resultar dañino si no se realiza con cautela. Aunque el cabello no se ‘queje’, suele manifestar su malestar de muchas maneras: sequedad, falta de brillo y elasticidad, puntas abiertas, rotura, deshidratación... ¿Te suena? Te damos las claves para protegerlo y presumir de una melena sana, fuerte y bonita.

Nada de humedad

Uno de los pilares básicos del cuidado del cabello es retirar el máximo posible de humedad y, mejor, de forma natural. De este modo necesitarás exponerlo durante menos tiempo al calor del secador y la plancha. Una vez que salgas de la ducha exprime cuidadosamente tu cabello con las manos y luego envuélvelo con una toalla para que absorba el exceso de humedad. Deja la toalla en tu melena durante al menos 5 minutos y antes de retirarla presiónala suavemente para secarlo aún mejor.

Protector térmico, fundamental

Con la melena todavía húmeda, llega el momento de aplicar un buen protector térmico. Este producto es clave en el cuidado de nuestro pelo cuando lo exponemos constantemente al calor, ya que contribuye a evitar que el cabello se debilite, se reseque y pierda su vitalidad.

Ojo con el secador

Una vez aplicado el protector térmico, es hora de usar el secador. Seguro que lo has escuchado muchas veces, pero es fundamental que no lo utilices a temperaturas demasiado elevadas y que no lo acerques mucho a tu melena, ya que de lo contrario tu

pelo se resecará. Lo mejor es que antes de empezar desenredes el cabello de forma suave y sin tirones con un peine de púas anchas. A continuación, elige una temperatura media y coloca el secador por lo menos a 30 centímetros de distancia de tu pelo. 

Planchas, úsalas con moderación

Es imprescindible que tengas el pelo completamente seco antes de utilizar una herramienta de calor como la plancha. De esta manera evitarás quemarlo poco a poco. Otro gran error que se suele cometer es poner la plancha a la temperatura máxima, pensando que así se necesitan menos pasadas. Pero la cuestión es que, dependiendo del grosor del pelo, se necesita una temperatura u otra. Los cabellos finos, dañados o teñidos no deben sobrepasar nunca los 160 grados, las melenas sanas pueden permitirse alcanzar los 180-190.

¿Tenacillas? Solo unos segundos

Al igual que las planchas, el uso continuado de tenacillas y rizadores también daña el cabello, así que intenta no utilizarlos más de dos o tres veces por semana. Si tienes el cabello fino o dañado, sitúa el regulador de la temperatura por debajo de los 93ºC, y si tienes el cabello rizado o muy grueso, selecciona una temperatura entre los 149ºC y los 180ºC. Además, es muy importante que una vez que hayas enrollado tu cabello en la tenacilla no dejes que pasen más de 8-10 segundos, para evitar roturas.

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