¡La agenda de los Reyes no tiene fin! Hace apenas unas horas, Felipe VI y doña Letizia ponían rumbo a Italia para dar pistoletazo de salida a su último viaje de Estado. Teniendo en cuenta las bajas temperaturas que están azotando la capital española en estas fechas, la consorte ha reaparecido en la Terminal 1 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas con un atuendo cómodo y acorde al clima. Su aliado para el frío ha sido un abrigo negro de lana junto a unos pantalones de corte palazzo y botas de tacón ancho. Pero a su llegada a Roma, ha lucido un look que nada tiene que ver con el anterior.

Los Reyes de España bajándose del avión

Los Reyes de España bajándose del avión.

Casa S.M. el Rey

Ha sido en torno a las 18:00 horas de la tarde cuando los Reyes de España han sido recibidos con honores a su llegada al aeropuerto de Roma-Fiumicino, aterrizaje con el que ha quedado oficialmente inaugurado su viaje de Estado. Agarrada al brazo del Rey Felipe, doña Letizia se ha convertido en el centro de atención de todas las miradas al bajar las escaleras del avión enfundada en un total look en color hueso.

El giro de 180 grados en el atuendo de la Reina Letizia de Madrid a Roma

La prenda que ha marcado la diferencia en el look de doña Letizia ha sido, indudablemente, un abrigo de paño con detalle de cinturón con lazada. Una prenda idónea para estas fechas que la consorte ha combinado con una bufanda a tono y un pantalón recto. El broche de oro -nunca mejor dicho- lo han puesto un bolso de mano metalizado y unos salones a tono. Eso sí, con un tacón de altura baja para así evitar cualquier dolencia, tal y como ocurría durante su último viaje a Holanda. 

La Reina Letizia en Roma

La Reina Letizia en Roma.

Gtres

De esta manera, la Reina ha dejado claro que lleva consigo una maleta a Italia repleta de looks muy acordes a las tendencias, pero sin dejar de lado las bajas temperaturas. La consorte es consciente de que la Navidad está a la vuelta de la esquina, y por ello, ha preferido abrigarse antes de correr el riesgo de coger un constipado que pueda alterar sus planes de cara a las próximas semanas.

Ha llamado especialmente la atención el giro de 180 grados que ha llevado a cabo la mujer del Rey Felipe, en lo que a su look se refiere, mientras ha durado el trayecto de Madrid a Roma. Aunque en un primer momento prefería abandonar la capital española con un atuendo que llevaba consigo el color negro como principal protagonista, en su llegada a tierras italianas ha apostado por el color hueso, mucho más destacable que el anterior. Además, en su llegada al aeropuerto de Barajas rescataba de su joyero sus nuevos pendientes favoritos: el diseño ‘Superstar’ de Singularu con el que volvía a hacer un guiño a Valencia tras la DANA con un accesorio asequible para cualquier bolsillo. Y es que, al estar creados en acero inoxidable y bañados en oro, cuestan menos de 20 euros. 

Por su parte, Felipe VI ha apostado por la sobriedad con un traje en color gris con camisa y corbata en diferentes tonalidades de morado. Del mismo modo que su esposa, ha añadido a su elección una gabardina negra para protegerse del frío.

Felipe VI y doña Letizia siguen volcados con los afectados por la DANA.

Esta reaparición tan reseñable por parte de Sus Majestades ha tenido lugar tan solo unas horas después de su regreso a Valencia. El pasado lunes, 9 de diciembre, Felipe VI y doña Letizia volvían a la zona cero de la DANA para presidir el funeral homenaje a las 222 víctimas por el temporal. La cita tuvo lugar en la Catedral de la localidad, en la que los Reyes se mostraron completamente compungidos mientras vestían de riguroso luto y eran recibidos entre vítores, aplausos y gritos de “¡Viva el Rey!” por parte de los vecinos. 

Teniendo en cuenta la gravedad de lo sucedido, a su llegada a la Catedral la Reina se limitó a mostrar su agradecimiento con un ligero movimiento de cabeza. Algo muy similar a lo que hacía frente a las familias de las víctimas en señal de respeto. Conforme pasaban los minutos, la consorte no podía evitar sentirse terriblemente apenada por las circunstancias, hasta el punto de resoplar para contener la tristeza del momento. 

Al finalizar esta ceremonia de homenaje, Felipe VI y su esposa se acercaron a los seres queridos de las víctimas para darles su pésame y hablar con ellos. En señal de cercanía, la consorte quiso estrechar la mano a todos los allí presentes, e incluso rompió el protocolo para darles abrazos y consolarles. También se paró a a escucharles y pasó cierto tiempo con ellos para oír sus historias y empatizar con su dolor casi dos meses después del paso del temporal.