Dos años y cuatro meses han tenido que pasar para que los Reyes vuelvan a abrir las puertas del Palacio Real a un mandatario extranjero (la última fue en febrero de 2019 para recibir al entonces presidente de Perú). Esta noche la espera ha terminado. Don Felipe y Doña Letizia han ofrecido una cena de gala al presidente de Corea, Moon Jae-in, y su esposa, Kim Jung-sook, durante su Visita de Estado en nuestro país, y con ello han vuelto los grandes momentos de etiqueta... si bien con matices. Y es que no ha habido tiaras como se suele acostumbrar en estos casos, y nos hemos quedado sin ese 'momentazo' de nuestra Reina, aunque eso no quiere decir que haya brillado menos.
El cambio de protocolo ha resultado del acuerdo entre ambas delegaciones, que han juzgado más oportuno una velada algo más austera y reducida por necesidades sanitarias. Alrededor de 70 invitados (aforo a la mitad más o menos), dispuestos en mesas redondas en el Comedor de Gala y de tiros largos, pero sin grandes joyas.
La Reina Letizia ha sido muy consciente de la importancia del momento y se ha vestido en consonancia. Volver a pisar el Palacio Real es muy especial. Su look se ha traducido en varias cosas: reciclaje deluxe y guiño a los protagonistas invitados. ¿Cómo? Con el vestido de Dries Van Noten que estrenó en noviembre de 2019 para la entrega del premio periodístico Francisco Cerecedo. Una firma belga (favorita de la reina Matilde de Bélgica) perteneciente al grupo español Puig, que aglutina también a Carolina Herrera y Nina Ricci. Voilà!
Ni qué decir tiene que es una maravilla. Aúna diseño, elegancia, modernidad... Su corte recto midi, las mangas con ligera hombrera con original detalle de lentejuelas doradas y plateadas por dentro y, sobre todo, ese estampado negro con flores doradas tan oriental ¡nos encantan! El homenaje a Corea, de algún modo, servido a través de la moda europea. Una reinterpretación del estilo de los trajes tradicionales que Letizia ha sabido rescatar sabiamente. Fue su mejor look de aquel año y con razón.
Tan bien funcionaba todo que Letizia lo ha repetido tal cual, con las mismas sandalias de tiras cruzadas en negro y dorado de Magrit y los preciosos pendientes de flor de almendro de la diseñadora mallorquina Helena Nicolau. El moñito medio informal con raya al medio, perfecto para mostrar bien el vestido y obligado para una gala.
La última vez que vimos a Letizia coronada fue en octubre de 2019, cuando asistió a la cena de gala por la entronización del emperador Naruhito de Japón. De entre las siete que tiene, eligió la de más rango, la llamada Tiara de Lis. Pero habrá que seguir esperando a ver los destellos de los diamantes reales, no sabemos hasta cuándo. ¿Esta noche la hemos echado de menos? Bueno, gracias a Dries Van Noten, no tanto...