Pero con el tiempo, la obligación se convirtió en devoción y hoy Toñi Moreno (48) es una apasionada de la cocina, en general, y de la andaluza, en particular. La presentadora comparte con nuestros lectores las recetas andaluzas con las que ha crecido y con las que ahora disfruta su pequeña Lola.
¿Qué puntuación te das como cocinera?
Yo me catalogaría como cocinera de pacotilla, porque cocinar es un don, que hay que trabajar, y me considero aprendiz. A mí me encanta comer. Siempre he sufrido si me he gastado más de la cuenta en una ropa o un bolso, pero no me ha dolido nunca lo gastado en un buen restaurante. Me gusta ver vídeos y programas de cocina, pero sobre todo lo que vais a ver en este libro es la cocina que yo he mamado con mi madre y mi abuela Antonia. Una cocina muy andaluza y muy de subsistencia.
¿Te gusta dedicarle tiempo a la cocina?
Sí, ahora tengo una hija y estoy más obligada a cocinar, pero me encanta ir los sábados al mercado a ver lo que hay y luego ponerme a cocinar sobre las 11 acompañada de gente.
¿Cuál es tu plato favorito?
Mi madre sufrió porque de chica era muy mala comiendo, pero no sé qué me pasó que ahora no hay nada que no me guste. Me encanta el cuchareo, el arroz... pero si tuviera que elegir un plato, sería el pescado. Ahora, he montado una barbacoa y estoy experimentando el espetado. Como me estoy cuidando para perder unos kilos y sentirme mejor, estoy tirando mucho de brasa y plancha.
¿Y el de la niña Lola?
Creo que va a ser de buen comer. Le encantan los pucheros de mi madre, que cada vez que voy a verla, me tiene 40 táper preparados.
¿Qué tiene la cocina andaluza de especial?
Una materia prima maravillosa. Recuerdo ir a la lonja con mi padre y comprar lo que traían del barco.
¿Cuál es el plato que se te resiste siempre?
Soy mala haciendo postres. Todo tiene que ser muy exacto y no tengo mucha paciencia. Soy de cocinar a ojo y eso lo he tenido que trabajar para el libro, al tener que medir todo.
¿Y tu ingrediente fetiche?
Me encanta el toque picante. La cayena, el cilantro, la guindilla… todo tipo de chiles.
¿Qué recuerdos tienes cocinando con tu madre y con tu abuela?
Mis padres, que eran unos trabajadores incansables, se tuvieron que ir de caseros a un cortijo. Me dejaron con 14 años responsable de una niña de 11 y otra de 4, y tuve que aprender a cocinar. Para las cantidades, siempre he sido muy tremenda y cuando hacía lentejas, llamaba a las vecinas para repartir. Mi las cantidades, siempre he sido muy tremenda y cuando hacía lentejas, llamaba a las vecinas para repartir. Mi madre me decía que le iba a hacer perder las ganancias. Y de mi abuela recuerdo cuando llegaba Navidad y preparábamos tortas de aceite. Nunca las he vuelto a comer igual.
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