No era la primera vez que Mario Casas y Pablo Motos se veían las caras y, sin embargo, terminaron protagonizando una de sus entrevistas más raras, con zascas incluidos y momentos un tanto incómodos. Si bien el motivo principal de la visita era de hablar sobre el nuevo trabajo del madrileño, ‘El fotógrafo de Mauthausen’, la conversación no hacía más que derivar en comida.
Dieta estricta
Meterse en la piel de Francesc Boix no ha sido tarea fácil para Casas, que tuvo que perder muchos kilos. Para ello “comía todo el rato piña, brócoli y pescado”.
Cena escasa
Todo por el papel, también contó que, si podía, ni cenaba. “Lo que hacía era atiborrarme de chicles, porque tienen efecto saciante y, además, te vas de vareta”, explicó sin poder contener las risas.
Y prótesis
Para completar el look Mario desveló que se tuvo que poner unas prótesis para conseguir orejas de soplillo. “¡Qué gilipollas sois los guapos!”, contestaba Pablo Motos, creando un momento de tensión.
Un tatuaje por película
El actor también explicó que se hace un tatuaje por cada película que rueda. “Me gusta tatuarme y es una excusa”, reconocía mientras enseñaba el dibujo, eso sí, sin querer desvelar el significado de sus otros tatuajes, “tampoco te voy a contar aquí mi vida”.
Nuevos iconos de estilo
Tanto comer comida sana no solo le hizo bajar de peso, sino que también le hizo engancharse a dos alimentos que ahora forman parte de su ropa y es que, según confesó, le encantan los calzoncillos y los calcetines con dibujos de piñas o brócoli.
No todo es sano
Pasar hambre también le ha pasado factura y es que se ha enganchado a algunas combinaciones curiosas como helado Häagen-Dazs con galletas Dinosaurus. “Y con eso y una buena compañía eres la persona más feliz del mundo”, sentenciaba.
¿Qué le pasaba?
Esa era la pregunta más formulada entre quienes seguían el programa desde las redes sociales, que no pasaron desapercibida la actitud apática del intérprete.
Pique desde en comienzo
Desde el primer minuto la tensión se mascaba en el ambiente. Cuando Motos le pedía que explicara el argumento de la película, Mario se negaba y animaba al presentador a poner mejor el tráiler. “Yo pondría el tráiler, ¿para qué voy a contar las cosas dos veces? Es mejor que la gente lo vea, que es más interesante que escucharme a mí”, decía para sorpresa del conductor, que soltaba como respuesta que no había visto a nadie tan vago en su vida. “No, es de ser práctico”, espetaba a su vez el novio de Blanca Suárez para que, finalmente, Pablo Motos mostrara su total desconcierto con una nerviosa: “Es la primera vez que le digo a alguien que me explique la película y me dice que le ponga el tráiler”.
Un final curioso
El momento de la despedida también fue de lo más curioso. Mientras que Pablo Motos hacía alarde de su habitual amabilidad: “Muchas gracias, Mario Casas, me he divertido muchísimo contigo aquí...”, Mario Casas se limitó a soltar un simple “pues muy bien”.