Laura de Chiclana se ha colado en millones de hogares españoles. Lleva más de 14 meses como cronista de la guerra de Ucrania, relato que traslada a Mediaset y que le ha llevado a recibir el Premio APM al Periodista Joven del año 2022. Ha sido ella misma la que ha revelado algo inédito en el universo 2.0 y es que eran muchos los que querían saber de qué no se separaba en una situación límite. Cuando el miedo no te deja pensar y cuando tus miedos se apoderan de ti.
Redes sociales
Aunque con su estancia allí demuestra una valentía inigualable, todo está más que pensado para que sucediese algo ella pudiera estar localizada. "Muchos me preguntáis cómo llevo las cosas y el material con el chaleco antibalas", comienza diciendo esta periodista de 28 años. Fue hace más de un año cuando viajó a Ucrania para narrar el conflicto bélico que surgió en febrero de 2022 con Rusia y que, a día de hoy, continúa. Desde ese momento, ha tratado no solo de contar los horrores que veían sus ojos, sino también tratar de ayudar a los civiles que están sufriendo una auténtica pesadilla."Aunque llevo una mochila, pegado al chaleco llevo este bolsillo con cosas imprescindibles en caso de que suceda algo. También el pasaporte y la acreditación. La mochila, si hubiese que correr, puede perderse, pero este bolsillo va pegado a mí. Y ahora de nuevo al frente de Bakhmut. Feliz Día del trabajador", ha escrito esta comunicadora que, por su trabajo, se ha visto en momentos muy tensos a kilómetros de su país.
Lo que para algunos puede ser una simple curiosidad, para Laura de Chiclana se ha convertido en su salvavidas. Esto es lo que le permite trabajar con cierta seguridad, tal y como ella misma ha revelado en la Red, donde casi diariamente cuenta las trágicas historias capaces de derrumbar a cualquiera. "El sonido de las bombas caer es diario, en cualquier parte de la ciudad, en cualquier momento. Cuerpos sin vida de personas en las calles. Otros muchos, con más suerte, solo heridos. Una población que no descansa", escribe en uno de sus posts, publicaciones en las que recibe la enhorabuena y en las que le recuerdan el impecable trabajo que está haciendo como corresponsal de guerra.
Su trabajo en la guerra
Sus crónicas se han convertido ya en un fiel reflejo de todo lo que está ocurriendo con el conflicto y lo cierto es que su vida ha estado en peligro en varias ocasiones. En pleno directo ha protagonizado bombardeos e incluso ataques de ansiedad, pues lo que ve día a día es muy complicado de gestionar. Un trabajo vocacional que les está dejando muchísimas huellas tanto a nivel personal como profesional, pero que, sin embargo, no es el primero que ha cubierto. Antes de viajar a Ucrania, estuvo en primera línea en Venezuela, Colombia, donde vivió con el Ejército de Liberación Nacional, y la isla de Lesbos (Grecia) durante la crisis humanitaria de 2019.