La presencia de Kiko Rivera en ‘GH DÚO’ está siendo toda una sorpresa gracias a sus confesiones. Si en el pasado el hijo de Isabel Pantoja se ha mostrado reticente a compartir sus vivencias más duras, en esta última etapa de su vida no está teniendo problemas en abrirse a todo aquel que quiera escucharle. Alejandro Albalá, quien fuera su cuñado, se ha convertido en su último confesor y es que ha sido a él a quien Kiko le ha contado la enorme cantidad de dinero que llegó a amasar y a perder.
Alejandro tenía curiosidad por saber a qué edad comenzó a ganar dinero el dj, que demostró haber sido bastante precoz. “A los 17 o 18 años. Y eran dinerales”, aseguraba Kiko con un deje triste en la voz y la mirada baja, recordando aquella época de vacas gordas que duró unos diez años. “Yo sé lo que es tener dinero y sé lo que es no tenerlo por errores del pasado”, afirmó, acordándose de los graves problemas que tiene hoy día con Hacienda.
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Kiko Rivera cifra el dineral que ha derrochado
Unas deudas de las que solo se culpa a sí mismo. “He malgastado mucho, Alejandro, mucho”, reconoció. “Había seis coches en mi casa, ¡seis! He ganado más de tres… Mucho más de tres, casi llegando a cinco (millones de euros)”.
“Ahora yo podía tener todas mis cosas bien”, se lamentaba Kiko, que prefiere no pensar en cosas que no pueden cambiarse. “Pero bueno, da igual, ahora hay que recuperar. Que mis hijos no tengan que comerse el marrón de su padre. Es lo único que quiero”.
Por eso, el marido de Irene Rosales es consciente de que formar parte de ‘GH DÚO’ es una gran oportunidad, quizás la única que le quedaba para intentar salvar su maltrecha economía. “Para mí es un milagro poder estar aquí”.
Desde el plató de ‘GH DÚO: Límite 48 horas’, su prima, Anabel Pantoja, no podía evitar emocionarse ante la confesión de su primo. Según explicó, el derroche del dinero era algo que ella ya había discutido con él en el pasado y es que, tal era el despilfarro, que, según recordó, en un momento Kiko llegó a tener una moto de agua guardada en su casa de Sevilla, donde no tenía posibilidad de utilizarla. “Dime tú para qué quería eso si en Sevilla no hay playa”, dijo Anabel.