Iker Jiménez ha contado cómo se enfrentó a su momento más oscuro. El presentador de 'Cuarto Milenio' ha contado este domingo uno de sus secretos mejor guardados, circunstancia en la que casi llega a perder todo lo que tenía. "Hace 20 años tuve un momento de esos de perder de un plumazo mi estatus y lo que había logrado con bastante esfuerzo", empezaba a contar el vitoriano, que ha relatado la manera con la que logró superar este bache.
Decidido a cambiar de rumbo, el vasco dijo a su esposa, Carmen Porter, que iba a pasar unos días al castillo de los obispos de Sigüenza (Sigüenza, Guadalajara). Lugar con un magnetismo muy especial que se convirtió en el refugio de Iker Jiménez. "Ahora me pregunto a santo de qué. No tenía relación familiar ninguna con ese lugar. Mucho tiempo después, descubrí que estaba en el plató natural de Félix Rodríguez de la Fuente", ha dicho en su programa.
"Escribía en ese maravilloso lugar y tenía la impresión de que era el típico sitio de esplendor en la Edad Media pero que se había quedado un poco a un lado en la actualidad. Me bajaba muy de madrugada. Bajé cinco o seis días. No tengo ni idea del motivo, pero tuve la sensación de que esto me iba a traer suerte”, seguía contando el locutor de radio, que reconoce haber logrado encontrado la paz que necesitaba en este paraje caracense.
El conductor de 'la nave del misterio' reconoce sentirse afortunado por dedicarse a la que siempre ha sido su pasión -la investigación de fenómenos paranormales-, lo que no quita para reconocer que en ocasiones su vida no ha ido por los senderos deseados. "Estamos en una sociedad que cuando lo pierdes todo, en vez de considerarse que es muy interesante el aprendizaje para regresar, se demoniza un poco a esas personas. Lo importante es el valor de que eso puede ocurrirte y volver a caminar", terminaba diciendo el también locutor de radio. Una confesión que ha llamado, y mucho, la atención de los espectadores de 'Cuarto Milenio'.