Manuela ha llegado a 'First Dates' pisando fuerte. Y con un abrigo de piel blanco que ha sorprendido y mucho a Carlos Sobera, que no entendía por qué acudía tan tapada. "Pero ¿qué pasa, Manuela? ¿tienes frío?", le incurría, muy divertido, nada más cruzar la puerta del restaurante más famoso de la televisión nacional. "Pues es que, como han dicho que iba a cambiar el tiempo, yo me he puesto mi abrigo", le ha contestado muy seria al tiempo que el presentador del programa de Cuatro no podía evitar las carcajadas sonoras.

Nada comenzar su intervención, la mujer de 63 años ha dejado más que de manifiesto su fuerte personalidad y carácter desinhibido, que para eso lo tiene y es el suyo. "Yo me visto resaltando  mi pechonalidad, porque hay que potenciar lo bueno que tengo", confesaba. La optometrista le reconocía a Sobera que llevaba siete años sola. La última vez que mantuvo una relación con alguien, este le puso los cuernos y, desde entonces, nada de nada. Lo conoció por una aplicación de citas. 

La mala racha de la soltera de 'First Dates' en el amor

"A ver, tuve una pareja durante tres años, pero me puso los cuernos. Yo nada más me enteré, le cogí los cuatro trapos que tenía y se los puse en la puerta de casa porque la casa era mía. Vivía en mi casa", reconocía Manuela a puerta cerrada, en el confesionario donde los solteros de 'First Dates' se explayan en sus presentaciones. La de Madrid considera que ha tenido mala suerte en el amor y así se lo ha confirmado a Carlos Sobera. Sin embargo, no desiste y sigue confiando en encontrar a un compañero de aventuras compatibles. 

La mujer ha continuado respondiendo a las preguntas del presentador formato de Cuatro sin filtro alguno. Ya lo dice el refrán, más sabe el diablo por viejo que por diablo y eso de tener vergüenza no es algo que vaya en consonancia con la soltera. "¿Qué buscas en un hombre?", ha querido indagar Sobera. "A ver, yo soy bastante sexual. Soy multiorgásmica porque disfruto mucho el sexo. Entonces, me gustan un poco más jóvenes que yo. De 60, 0 de 50 años, a mí me da igual. Yo no tengo ningún problema, porque los jóvenes tiene más vigor, sexualmente más potenciado y me hacen más caso", sentenciaba Manuela tajante y con un desparpajo muy característico. "La mala fortuna que has tenido la vamos a recuperar", le decía Sobera. 

Clemente de 'First Dates'.

Clemente de 'First Dates'. 

Cuatro.

Una cita abocada al fracaso estrepitoso desde el minuto uno

Nada más terminar con la presentación de la soltera, le ha tocado el turno de hacer lo propio a Clemente. Ya desde el  minuto uno ha quedado claro que el madrileño de 66 años no iba a encajar con la fuerte personalidad de Manuela. un 'match' que estaba abocado al afracaso y no se entiende cómo los responsables del espacio de Mediaset no lo han visto venir. "Yo soy un hombre muy tranquilo. Siempre me ha gustado la tranquilidad, tanto de joven como de mayor. No me importa en un momento dado volverme loco, pero como un hecho aislado, pero no de una forma permanente", indicaba. 

Clemente ha reconocido que no ha tenido todas las relaciones que hubiera querido y que lleva solo cinco años. Manuela y Clemente se han conocido y, como todo hacía presagiar, la madrileña ha rechazado a su cita al instante. "Adiós muy buenas. Calvo, con gafas y más viejo que yo", han sido sus palabras exactas que han descolocado y mucho al equipo de 'First Dates'. Ella solo quería salir corriendo aunque, finalmente, ya sea por cortesía o respecto, ha decidido continuar con la velada. Eso sí, con cara de desilusión máxima. 

Una cita para engrosar la lista de encuentros con cero 'feeling' de 'First Dates'

Carlos Sobera les ha acompañado a la mesa, dando comienzo el encuentro que no ha podido ser más desastroso.  Manuela le ha contado a Clemente que ella es divorciada y que su matrimonio se rompió porque su marido dejó de atenderle sexual y emocionalmente. "Estaba todo el rato en el sofá viendo deportes y yo era su criada", ha confesado. Al vigilante de Móstoles no se le ha visto nada cómodo en la cita a medida que avanzaba la conversación y ambos se iban dando cuenta de que no tenían nada en común. 

El punto de no retorno evidenciado ha sido cuando el soltero ha reconocido que él no necesita tanto sexo para ser feliz.  "A mí eso de muchos una noche, no. Con uno bien hecho es más que suficiente", decía. Manuela, en cambio, estaba buscando "un empotrador, un tipo malote". La pareja ha terminado más rápido de lo habitual el encuentro y cada uno se ha ido por donde ha venido.