La actriz Amaia Salamanca ha vivido una experiencia única al lado de Jesús Calleja. Juntos han viajan a Kirguistán. La aventura de la actriz en este país Asia Central ha arrancaod en la capital, Biskek, centro político, económico y cultural del país, donde ella y el aventurero han visitado un mercado típico, en el que siglos atrás paraban los mercaderes de la Ruta de la Seda en su camino de China a Occidente. Desde allí se han trasladado al centro de este país, el tercero con mayor altitud media del mundo, hasta llegar a Song Kol, lago de alta montaña de aguas cristalinas, donde han sido acogidos por una familia nómada kirguís y han sido testigos de un partido de kok-boru, un ancestral deporte ecuestre. Durante el recorrido a estos lugares, la intérprete ha hablado de su infancia y de su familia. Empezó a trabajar siendo muy joven: "A los 14 años era buzoneadora de publicidad, luego hice anuncios para un casting". Poco después participaría en 'SMS', donde trabajó con otros actores en ciernes: Mario Casas, Jon González. "No había estudiado interpretación", ha relatado.

"Mi madre ha tenido mucha paciencia conmigo"

Su adolescencia fue movida. "Era trasto, tenía mucha energía, me subía por todas partes... Me daban unos castigos bastante duros. Me quedaron las matemáticas y me dejaron sin ir al viaje de fin de curso. Mis padres han sido hormiguitas y se han dedicado a trabajar y a la familia. Mi madre ha tenido mucha paciencia conmigo. Me emociono con facilidad", ha contado, sin poder reprimir las lágrimas. "Estoy muy orgullosa de ellos y me gustaría ser tan buena madre con ella. Soy una hija orgullosa de sus padres. Ahora que soy madre valoro muchísimo más todo lo que ha hecho mi madre", decía. "Tuve una adolescencia durita. Tenía un pavo horroroso. Me fui a Estados Unidos y me enseñó a valorar la familia que tenía, a valorar a mis amigos, a valorar mi país. Viví una experiencia americana, me hice cheer leader, me hice novia de uno de los jugadores de baloncesto", proseguía.

En su viaje con Jesús Calleja, ambos han dormido en una yurta, vivienda tradicional de los pueblos mongoles, y han acompañado a caballo a los nómadas en su trashumancia hacia tierras bajas pastoreando ovejas durante una jornada. Antes de que arrancara el periplo, Amaia Salamanca ha presentado delante de las cámaras a su madre. Siempre que Jesús Calleja invita a un famoso a acompañarle en sus viajes le ofrece la posibilidad de ir acompañado de un amigo o familiar. La actriz lo tuvo claro y eligió a su madre: "Cuando me dijisteis de poder venir, lo primero que pensé en mi madre. Ellos siempre me han llevado de viaje y sabía que lo han disfrutado un montón". Esta se mostraba feliz de poder estar con ella en esta aventura por el expaís de la Unión Soviética. "Para mí el mejor regalo fue que eligiera a mí; después, el viaje", decía.

"Soy muy perfeccionista"

La travesía de Amaia y Jesús ha continuado con un descenso en bicicleta de montaña atravesando el paso de los 33 Loros y prosiguiendo la ruta hacia el sur hasta Tash Rabat, un antiguo edificio utilizado por los mercaderes en la Edad Media. Después de pasar la noche en un albergue y recuperar fuerzas, emprendían el ascenso al Panda Pas en un trekking de 25 kilómetros que los lleva hasta 4.050 metros de altura, donde han terminado el viaje con las espectaculares vistas del lago Chatyr-Kul, que separa Kirguistán de China.

La experiencia ha resultado increíble para la artista, quien ha tenido tiempo de repasar sus trabajos más exitosos. Por ejemplo, la serie 'Sin tetas no hay paraíso', donde trabajó con Miguel Ángel Silvestre. O la serie 'Felipe y Letizia', donde dio vida a la Reina. "No creo ni que lo hayan visto", sentenciaba. "Sabemos que los guiones les llegaron, pero no contestaron nunca". Amaia ha confesado también que es disciplinada en el trabajo: "Soy muy perfeccionista y me gusta hacerlo todo muy bien. Soy muy profesional. Soy juerguista, pero cuando hay que trabajar, hay que trabajar".

Rosauro Varo

Ahora atraviesa un momento de felicidad junto a su pareja, Rosauro Varo, uno de los empresarios más acaudalados del país. Se conocieron en 2010 y juntos han formado una bonita familia. Tienen tres hijos en común, pero no están casados. No le gusta hablar de su vida privada, pero con Calleja ha hablado de su pareja. "Le conocí en una fiesta en Ibiza. Me divertí muchísimo: Es una persona muy atenta , siempre está pendiente por si te falta algo, y muy caballeroso. También es una persona muy divertida. Al día siguiente fuimos a otra fiesta... La primera noche y hablo con mis padres y les dije: 'Que me he enamorado'. Estaba afónica perdida. No sé qué pensarían mis padres.... No estamos casados, pero tenemos tres niños juntos. Es como si estuviéramos casados. A nosotros nos sirve estar así. No porque nos casemos significa que nos queramos más", señalaba.

"Tenemos vidas muy distintas"

Al hablar de su pareja, ha destacado su talante para los negocios. "Es una persona hecha a sí misma que montó su negocio con 17 años, con una fiesta de Fin de Año. Y le tuvo que pedir dinero a su madre. Con lo que había ganado siguió montando cosas. Muchas le han ido fatal y otras le han ido bien". Sincera, ha contado cómo se organizan en lo relativo a la economía doméstica: "Todo lo que tiene que ver con los niños es a medias. Voy haciendo mis ahorros, mis inversiones... Y luego tenemos la cuenta en común, que es a medias completamente". A sus hijos no los muestra en redes sociales porque no le convence: "Quiero darles a ellos esa independencia y que cuando sean mayores elijan ellos".

"Lo que me gusta con Ros es que al final es verdad que tenemos vidas muy distintas. Nos diferenciamos en muchas cosas y aprendemos mucho el uno del otro", añadía. "Con Ros nunca me aburro y él conmigo nunca se aburre. Es muy buen anfitrión, le gusta recibir a la gente en Sevilla y que la gente disfrute de su ciudad. Yo soy más de irme, de viajar a otros sitios y él es más de atraer a la gente para que conozca su ciudad". Y hacia hincapié en que ha tenido "tres hijos en tres años". Un balance perfecto en una mujer que se confiesa feliz y agradecida por la vida que tiene.