Hay joyas en la colección de la casa real británica que han marcado una época. Hay tiaras, anillos, pendientes y pulseras que han ido pasando de generación en generación y que tienen un marcado simbolismo, especialmente para algunos de sus miembros. Algunas solo pueden usarlas determinados royal, y otras son vistas como una prueba de afecto por parte de la reina Isabel II, que las pone a disposición de otros miembros de la casa real, como Kate Middleton, para que las luzcan cuando así lo estima conveniente.
Muchos amantes de la historia de las casas reales ponen sus ojos en estas piezas históricas cada vez que alguno de los royal más famosos del mundo las luce en un acto oficial. Son conscientes de que, al margen de su valor económico, su valor histórico y familiar hace de ellas piezas únicas y también en cierto modo, en objetos de culto. Así sucede con la tiara halo de Cartier o la flor de loto, que hemos visto en diferentes ocasiones estos años o colgantes como el collar Nizam of Hyderabad, el que dicen está entre los favoritos de Middleton.
Para los reyes de la casa
Son, efectivamente joyas inalcanzables para el común de los mortales, pero no todo está perdido para los seguidores acérrimos de las casas reales. Si tenemos cerca a alguien que devora cada temporada de The Crown y que sigue día a día los pasos de su graciosa majestad y de sus descendientes, entonces quizá la casa real británica haya acertado (una vez más) con los detalles que pone a la venta en su tienda oficial.
Desde hace ya unos años, la casa real británica tiene en Internet una versión de esa tienda. En este espacio se pueden encontrar los clásicos souvenirs que puede haber en un espacio similar en cualquier museo, como ositos de peluche temáticos. En este caso, los hay con los uniformes de los beefeaters, pero también hay unas galletas con los símbolos Windsor y cosas mucho más dispares, como una ginebra creada con los botánicos recogidos en Buckingham Palace. Todo con la supervisión y el sello de palacio.
Las joyas de la corona
De un tiempo a esta parte también hay joyas. Evidentemente no de valor incalculable como las que reservan para los actos oficiales. Las hay precios muy razonables para tener un detalle esté al alcance de todos los bolsillos. Y los hay de varios tipos, porque por un lado están los diseños de libre creación, algunos más modernos, inspirados sin duda en algunas versiones que hemos visto lucir a algunos de los miembros más jóvenes del clan Windsor.
Pero también hay versiones homenaje. Entre esas hay algunos que son especialmente entrañables. Por ejemplo, en la tienda oficial de regalos de su majestad se venden charms -esos pequeños colgantes para enganchar en pulseras o cadenas- con forma de corgi, la raza de la que son los perros de la Reina Isabel II y que ya se han convertido en todo un símbolo de palacio.
La inspiración real
Pero hay homenajes más regios, como un colgante con la forma de la joya con la que Isabel II fue coronada en 1953. Precisamente las que llevaba ese día han inspirado otra pieza que forma parte del catálogo de regalos reales, el collar de cristal de la coronación, como lo han llamado, y que es una de sus estrellas.
Se trata de una gargantilla hecha de cristal y paladio que se vende por 175 libras (unos 208 euros al cambio) y que, según dicen está inspirada en la de diamantes que llevaba la propia Reina el día de su coronación. Un collar que lleva siglos en la familia y que fue reemplazado por orden de la reina Victoria. Eso sucedió, según las crónicas reales en diciembre de 1857 al perder el original y el juego de pendientes que lo acompañaban. Después otras dos reinas, Alexandra y Mary, lucieron el conjunto en sus coronaciones, en 1901 la primera y en 1911 la segunda.
Piezas para todos los gustos
Además de ese colgante, en la tienda hay otras piezas que están disponibles en un abanico que abarca más o menos de las 50 libras a las 200 (entre 60 y los 240 euros). Pendientes, pulseras, gargantillas y hasta tiaras para novias o mujeres que se atrevan a lucirlas están disponibles en un espacio en el que no faltan clásicos como las piezas hechas con perlas.
Es algo que no puede faltar tratándose rendir tributo a Isabel II. No en vano, la propia Reina suele llevar muy a menudo, en sus apariciones oficiales de menor etiqueta, un collar de tres vueltas hecho de perlas. Por ello, todo esto constituye buena inspiración para lograr encontrar un regalo que haga que los obsequiados se sientan como auténticos reyes.