Yves Saint Laurent fue uno de los diseñadores de moda europeo más influyentes del siglo XX. Nacido en Orán (Argelia), siendo apenas un adolescente marchó hacia París para trabajar con el diseñador Christian Dior, ganándose bien pronto distinguidos elogios con sus diseños de ropa.
En 1966 lanzó su propia firma de moda, siendo sus adaptaciones del esmoquin para la mujer las que le dieron fama. Yves Saint Laurent fue el primer diseñador en recibir una exposición individual en el Museo Metropolitano de Nueva York.
Su infancia y el primer viaje a París
El nombre original de Saint Laurent era Yves Henri Donat Matthieu Saint Laurent. Hijo de Charles y Lucienne Andrèe Matthieu Saint Laurent, nació el 1 de agosto de 1936 en Orán (Argelia). De niño, creció en una villa junto al Mediterráneo con sus dos hermanas menores, Michelle y Brigitte. Si bien su familia no pasó apuros económicos (su padre era abogado, corredor de seguros y propietario de una cadena de cines), la infancia para el futuro icono de la moda no fue nada fácil. Saint Laurent tuvo muchos problemas en la escuela y, a menudo, los compañeros se mofaban de él por parecer homosexual. Como consecuencia de esto, el Yves de niño tuvo una personalidad muy frágil, un carácter que le acompañó casi toda su vida. Fue el mundo de la moda el que le sirvió por entonces de consuelo. Al joven Yves le encantaba crear muñecas de papel y, ya en la adolescencia, diseñaba vestidos para su madre y sus hermanas. A la edad de 17 años, su madre lo llevó a París para asistir a una reunión con el editor de la revista Vogue Francia, Michael de Brunhoff. Aquel viaje supuso un antes y un después en la vida de Saint Laurent.
Yves Saint Laurent y Christian Dior
Apenas un año después, Saint Laurent, quien había impresionado a De Brunhoff con sus dibujos, se mudó a París y se matriculó en la Chambre Syndicale de la Couture. Allí sus diseños pronto se hicieron notar, destacando rápidamente por encima de sus compañeros. El propio De Brunhoff presentó a Saint Laurent al diseñador Christian Dior, quien por entonces era uno de los mejores diseñadores del mundo. Saint Laurent aún recordaría años más tarde aquel primer encuentro: “Dior me fascinó. No podía hablar frente a él, me sentía intimidado. Sin embargo, fue él quien sentó las bases de mi arte. Nunca olvidaré los años que pasé a su lado”
“Dior me fascinó. No podía hablar frente a él, me sentía intimidado. Sin embargo, fue él quien sentó las bases de mi arte. Nunca olvidaré los años que pasé a su lado”. Precisamente, bajo la tutela de Dior el estilo de Saint Laurent maduró para comenzar a ganarse una gran reputación en los ambientes parisinos. En 1960, Yves Saint Laurent tuvo que volver a su país de origen, Argelia, ya que fue reclutado para luchar por la independencia. Sin embargo, se las arregló para obtener una exención por motivos de salud y pudo volver pronto a París. Pero a su regreso, descubrió que Dior había prescindido de sus servicios. La noticia fue traumática para el joven diseñador, aunque pronto demandó a su antiguo mentor por incumplimiento de contrato. Un juicio que ganó y por el que tuvo que ser compensado con 60.000 dólares.
Su primera casa de moda
Este dinero y el hecho de quedarse sin trabajo se convirtieron en las mejores bazas para que Saint Laurent se animara a lanzar su propio proyecto. Con la ayuda de su pareja, Pierre Berge, el diseñador decidió abrir su propia casa de moda. El auge de la cultura pop y el anhelo social por contar con diseños originales y frescos fueron los ideales a los que en un principio se agarró Saint Laurent. Durante las dos décadas siguientes, los diseños de Saint Laurent se situaron en la cima del mundo de la moda. Un sinfín de modelos y actrices se convirtieron en clientes del diseñador. Vistió a mujeres con chaquetas e introdujo en la pasarela un atuendo hasta entonces denostado como el chaquetón. Sus piezas exclusivas también incluían blusas transparentes y monos. En la década de los 80, Yves Saint Laurent era un icono de la moda. Se convirtió en el primer diseñador en tener una retrospectiva de su trabajo en el Museo Metropolitano de Nueva York. Bajo la dirección de Berge, quien continuó administrando la firma de Saint Laurent a pesar de que ambos se habían separado como pareja en 1986, la casa de moda floreció como una empresa de notable éxito comercial.
Los años de decadencia
Sin embargo, Saint Laurent cambió por completo en su modo de vida. Tras separarse de Berge, se volvió un hombre solitario y se dejó arrastrar por el alcohol y la cocaína. A pesar de que luchaba por rehabilitarse, las consecuencias pronto hicieron mella en sus diseños. Los críticos aseguraban que la moda de Saint Laurent había perdido todo su esplendor.
A principios de la década de los 90, Yves Saint Laurent resurgió. Sus diseños fueron redescubiertos por una nueva élite dentro del mundo de la moda, un grupo que se había cansado ya del movimiento grunge que dominaba las pasarelas. Esto supuso que Saint Laurent se revitalizara y que incluso lograra espantar a sus demonios vitales. Pero a finales de los 90, Saint Laurent y Berge decidieron vender la compañía, lo que les supuso ganar una enorme fortuna. En enero del 2002, el diseñador participó en su último espectáculo y se retiró definitivamente a vivir a Marrakech. Cinco años después, la figura de Saint Laurent volvía a los medios tras ser nombrado por el presidente francés, Nicolás Sarkozy, Gran Oficial de la Legión de Honor. El 1 de junio del 2008, Yves Saint Laurent fallecía en París a consecuencia de un cáncer. Pocos días antes, formalizó su relación con Pierre Berge a través de una unión civil. De esta forma, el diseñador le podía dejar su herencia. Todo ello a pesar de que llevaban viviendo separados más de 15 años. Las cenizas del diseñador fueron llevadas a Marrakech, la ciudad que él consideraba su segunda casa, para ser esparcidas en la rosaleda del Jardín Majorelle.