De Isabel Preysler a Inés Sastre: recordamos todos los looks de la gran boda de Ana Aznar

Todavía con los ecos de la boda de José Luis Martínez Almeida y Teresa Urquijo resonando, ya tenemos otra gran boda en el horizonte. Eso sí, nos quedan unos largos meses por delante y antes podremos disfrutar de más eventos nupciales con novios e invitados de renombre, pero el enlace que unirá a Alonso Aznar (36), el hijo pequeño del expresidente del Gobierno José María Aznar y Ana Botella, con la millonaria mexicana y activista medioambiental Renata Collado promete ser un acontecimiento con mayúsculas.

El pequeño de los Aznar, considerado hasta ahora uno de los soltero de oro, pertenece a la selecta pandilla de los jóvenes (y ya no tan jóvenes) 'cachorros de la jet madrileña' entre los que se encuentran Álvaro Falcó, marqués de Cubas; los hermanos Carlos y Felipe Cortina; Carlos Torretta, marido de Marta Ortega; o Alfonso de Borbón, pareja de Eugenia Silva. Con este plantel no nos equivocamos al decir que su boda, el próximo mes de diciembre en la ciudad de Mérida (México), será un cónclave que reúna a personalidades de la alta sociedad, el mundo de la política, la empresa... de distintas partes del mundo.

Sin embargo, nada se puede comparar al 'sí, quiero' que protagonizó su hermana, Ana Aznar, cuando se casó con Alejandro Agag en la Real Basílica de San Lorenzo de El Escorial, el 5 de septiembre de 2002.

La boda 'casi real' de Ana Aznar y Alejandro Agag

La boda de la hija del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, fue bautizada como 'la boda de la tercera infanta', dado los fastos y la magnitud de los invitados, desde cabezas coronadas, como los Reyes Juan Carlos y Sofía, a primeros ministros de la época, como Tony Blair y Silvio Berlusconi. Tiempo después este enlace también recibiría el apelativo de "la maldición de El Escorial", dado que varios de los asistentes estuvieron implicados en escándalos financieros que terminaron con ellos en el banquillo y en más de un caso en la cárcel. De la gloria al infierno... pero ese es otro capítulo que nada tiene que ver con nuestra historia.

Ana Aznar Botella llegó a la explanada de la Basílica de El Escorial del brazo de su orgulloso padre luciendo un clásico vestido deAby Güemes, la modista que también había confeccionado el de novia de su madre, Ana Botella.

Ana Aznar y Alejandro Agag en su boda — Ana Aznar y Alejandro Agag celebraron su boda el 5 de septiembre de 2002 en la Basílica de El Escorial.
Gtres

Tras la ceremonia religiosa, unos radiantes recién casados disfrutaron junto a sus más de 1.100 invitados de un banquete en el palacete Los Arcos del Real, a cuatro kilómetros del monasterio y decorado para la ocasión por el interiorista Pascua Ortega, donde el prestigioso restaurador madrileño José Luis sirvió el catering.

Pero más allá de los novios y la familia del presidente Aznar, la boda ha sido recordada por la magnitud de sus invitados y, ¿cómo no?, por los estilismos de las damas, muchas de ellas "señoras de..." que asistieron del brazo de sus poderosos maridos. Un auténtico desfile de moda en que rivalizaron Isabel Preysler o Miranda Rijnsburger, con Nieves Álvarez o Inés Sastre.

Casi 22 años después echamos la vista atrás para demostrar que muchos de los estilismos continúan vigentes y podrían llevarse en cualquiera de las bodas de este 2024, incluida la del propio Alonso Aznar, aunque el Caribe mexicano muy poco tenga que ver con los sagrados muros de El Escorial.

Los Reyes Juan Carlos y Sofía

La Reina Sofía se alzó con el título de la más elegante de la boda gracias a su vestido midi de gasa tornasolado, de manga larga, con cuello drapeado y chal a juego en tonos azules, verde musgo y marrón. También destacó su collar de piedras y su gran broche a juego.

Ana Botella

La madre de la novia se decantó por un total look en lila, con un vestido midi y una chaqueta a juego con detalles de pedrería. Como complementos, unos slingbacks del mismo tono del traje y un bolso de boquilla con cadena en nude.

Isabel Preysler

Isabel, que acudió del brazo de su marido, Miguel Boyer, lució un vestido de pedrería con bajo asimétrico, tirantes y escote en uve de la boutique Dafnis, que acompañó con un chal en el mismo tono. También acorde a todo el look llevó unas sandalias y un bolso de mano joya.

El sencillo recogido de Preysler

Fuel a la sencillez que impera en su estilo, peinó la melena con un semirecogido que permitía ver el escote de la espalda y los impresionantes pendientes de brillantes y perla.

Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger

La mujer del cantante fue otra de las invitadas más espectaculares, y de las pocas que se decantó por el largo, luciendo un precioso vestido palabra de honor con fajín y falda voluminosa en un colorista estampado patchwork, de Oscar de la Renta, que combinó con un chal azul.

Inés Sastre

La modelo estaba radiante con su delicado vestido de encaje y lentejuelas y pronunciadísimo escote de Valentino, y en la mano un chal, el complemento que lucieron casi todas las invitadas para hacer frente al frescor de las tardes de septiembre en El Escorial.
El vestido le jugó una mala pasada a Inés Sastre, ya que a través de los bordados se le transparentaban los pezones.

Nieves Álvarez

La modelo, con un look más rompedor que el resto de las invitadas, lució un vestido negro de aire lencero, que cubrió con un echarpe de encaje y flecos. Unas altísimas sandalias con tiras en el empeine (que le dificultaron caminar por el empedrado) y un bolso bordado de aire hippie, fueron los complementos de su estilismo.

Elena Cué

La mujer de Alberto Cortina eligió un vestido con bajo y escote asimétrico, ambos rematados en volante, en un tono naranja degradado, que acompañó de un chal en los mismos tonos y de unas sandalias decoradas con un flor.

Pedro J. Ramírez y Ágatha Ruiz de la Prada

La diseñadora acudió de la mano del que entonces era su marido luciendo uno de sus característicos diseños llenos de color y con un punto de fantasía.

Flavio Briatore

El empresario italiano, jefe entonces de Alejandro Agag, acudió con la que era su novia. La joven eligió un vestido corto totalmente bordado de pedrería y lentejuelas con escote halter en tono nude, sobre el que resaltaba su bronceada piel.