Con la muerte de María Teresa Campos se ha marchado la gran dama de la televisión de nuestro país, creadora de un formato y de una forma única de comunicar, como dejaron claro todos los amigos, profesionales y autoridades políticas que pasaron por el tanatorio para darle el último adiós. Pero, aunque el periodismo, junto con la familia, fue su gran motor, en su vida tuvo otras pasiones algo más desconocidas, pero también intensas, como la moda.
En un mundo de gris de hombres, ella fue un soplo de aire fresco y color ante las pantallas del televisor con unos estilismos que conjugaban la coquetería con el empoderamiento. Si sus comienzos en televisión española fueron más sobrios, con serios trajes de chaqueta y tonos más neutros, con el tiempo fue mostrando su personalidad para terminar convertida en todo un referente de cómo vestir bien y rejuvenecer pasados los 60, gracias a sus vestidos y trajes llenos de color y llamativos estampados. María Teresa rompió moldes en todos los aspectos, se atrevió con todo e, incluso, pudo cumplir su gran sueño de convertirse en diseñadora de zapatos, el complemento por el que tenía absoluta obsesión.
El gran sueño de María Teresa Campos como diseñadora
María Teresa Campos siempre hizo gala de un estilo propio. Cuidaba al máximo sus estilismos, siempre coordinados de la cabeza a los pies, incluso con las joyas. Hizo gala de un inmenso vestidor, donde además de grandes firmas, tenían un hueco especial los diseños de su gran amiga Marili Coll. Pero si hubo un sueño que al final de su vida pudo cumplir fue el de sacar su propia línea de zapatos. Fue en 2016, cuando tenía 74, y se atrevió a lanzar su marca M.T.C. Maria Teresa Campos, que llegaron a venderse en los grandes almacenes más conocidos de nuestro país. Si hasta entonces su zapatero estaba repleto de diseños exclusivos de Valentino, Manolo Blahnik, Doce & Gabbana o Prada, a partir de entonces no se quitó sus propias creaciones.
El apoyo de su nieta, Alejandra Rubio
María Teresa se involucró en todo el proceso creativo, pero también tuvo la gran ayuda de su nieta Alejandra Rubio, que hoy llora desconsolada la pérdida de su abuela y por aquel entonces soñaba con convertirse en diseñadora. Eran unos diseños llenos de color, con originales estampados, strass, aplicaciones joyas o lunares, que definían perfectamente su estilo un tanto barroco y maximalista.
Como no podía ser de otra manera cuando se trataba de La Campos, la colección se presentó por todo lo alto con una fiesta en una conocida discoteca de Madrid, en la que no faltó su novio de entonces, Bigote Arrocet. Fue una aventura que emprendió llena de ilusión, pero que no tuvo continuidad.
Ahora serán sus hijas, Terelu Campos y Carmen Borrego, quienes seguro lucirán las auténticas "joyas" que su madre tenía guardadas en su vestidor y que formarán parte de la herencia que ha dejado una mujer irrepetible.