La Feria de Abril es mucho más que farolillos, rebujito y sevillanas: es una pasarela efímera donde el traje de flamenca y los vestidos de invitada se convierten en protagonistas absoluto y cada detalle cobra sentido propio. Dentro de ese universo estético y simbólico, el mantón de Manila y la flor son dos accesorios imprescindibles, cargados de historia y tradición, que pueden elevar —o arruinar— un look si no se colocan con arte. Para llevarlos con estilo y autenticidad, es necesario conocer no solo cómo se lucen, sino también qué transmiten.

Diseñadores, modistas flamencas y expertas en estilismo coinciden: no basta con colgarse un mantón o plantarse una flor en el pelo. Estos complementos requieren técnica, conocimiento y armonía con el resto del conjunto. En un entorno como el Real, donde cada vestido cuenta una historia y cada mujer interpreta la estética flamenca a su manera, saber jugar bien las cartas del mantón y la flor puede ser la diferencia entre un conjunto correcto y uno inolvidable.

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El mantón de Manila es un elemento clave en el traje de flamenca. 

Nolita Studio

“La elección de un mantón depende de varios factores como el presupuesto, el estilo personal o el uso que le vas a dar. No es lo mismo comprarse una joya para una ocasión especial que una que vas a llevar a diario o al que le vas a dar mucho uso; con el mantón es exactamente lo mismo”, explica Carmina Pairet, fundadora de Vestir Arte.

Cuáles son las claves para colocarlo con arte

De seda bordada y con flecos generosos, el mantón de Manila es una pieza icónica y majestuosa que ha acompañado al traje de flamenca desde hace siglos. Se trata de una prenda de origen asiático, reinterpretada a través del folclore andaluz, que exige un saber hacer concreto para lucirse correctamente.

El truco está en colocarlo bien centrado sobre los hombros, cruzarlo por delante bajo el pecho y sujetarlo a la cintura con alfileres invisibles. De esta forma, estiliza la figura y aporta movimiento sin restar protagonismo al traje.

“La manera de ponérselo es muy importante para poder lucir con gracia el mantón de Manila. Doblado en cuadrado, por ejemplo, en lugar de en pico, favorece mucho a las bajitas. Llevarlo sobre un hombro desplegado también le da un aire asimétrico al look y permite que se vea bien el enrejado. Aconsejo buscar mucho antes de comprar un mantón y rodearse de buenos profesionales, que los hay, a la hora de comprar”, declara Carmina.

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Hay diferentes formas de colocar el mantón de Manila, pero siempre asegurando que se luce correctamente. 

Nolita Studio

Eso sí, el mantón nunca debe colgar de manera descuidada. Los flecos deben caer de forma fluida y no quedar apelmazados. En cuanto al tamaño, debe estar acorde al cuerpo de quien lo lleva: ni demasiado pequeño que parezca un pañuelo, ni tan grande que apague el vestido.

Aunque el color puede contrastar, lo ideal es que dialogue con la gama cromática del conjunto y sus bordados tengan sentido visual dentro del look. “Hay que evitar que haya un exceso de colores y motivos. No es necesario que el mantón combine con los zapatos y la flor, hay otras maneras más actuales de combinarlo”, añade.

Las tendencias que triunfan en el mantón de Manila

Como todo, las tendencias van cambiando cada año y el mantón de Manila no iba a ser menos. Nuestra experta nos da las claves de cara a este 2025, confirmando qué es lo que tienes que tener en cuenta antes de lanzarte a comprar. “Entre los mantones antiguos, están muy buscados los de motivos chinescos. Son muy apreciados por los coleccionistas y las personas que los lucen para indumentaria regional por toda España”, afirma.

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Los bordados de flores en colores como el coral son los más pedidos. 

Nolita Studio

“En cuanto a tamaño, los que más se venden son los mantones medianos de 1,30 metros, ya que los grandes son poco manejables por el peso del bordado y los flecos. Los bicolor o los unitono son más versátiles y perfectos para invitada, mientras que los blanco sobre blanco son la opción preferida de las novias, que cada vez usan más mantones bien como prenda de abrigo o incorporados en el mismo look como vestido o falda. También destacar que este año nos han pedido muchos los bordados en colores coral y los mantones en tonos más subidos”, continúa.

La flor: en el sitio exacto, con intención

La flor no se lleva de cualquier manera, ni se coloca en cualquier parte. Una sola flor —generalmente de clavel, rosa o peonía— situada en la parte superior del moño o ligeramente hacia un lateral es la opción más tradicional y favorecedora.

Colocarla en el centro de la cabeza, alineada con la frente, da un toque más clásico y solemne; mientras que ponerla ladeada ofrece un aire más coqueto y desenfadado.

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La flor se puede llevar encima de la cabeza o en un lateral. 

@sblnflamenca

Es fundamental evitar el exceso. Varias flores desordenadas o de gran tamaño pueden desproporcionar la silueta y sobrecargar el conjunto. El peinado también debe acompañar: un recogido limpio, pulido o con trenzas aporta estructura y realza el conjunto floral.

En cuanto al color, la flor puede combinar o contrastar con el vestido, pero siempre debe parecer una elección intencionada, no un añadido improvisado.

El equilibrio perfecto entre traje y complementos

Uno de los errores más comunes en la Feria es llevar un traje espectacular y caer en la trampa del “demasiado” con los accesorios. Mantón, flor, pendientes, peineta, pulseras... todo debe sumar, pero no competir entre sí.

Si el vestido ya es llamativo, con volantes estampados o mezcla de tejidos, conviene optar por un mantón más sobrio y una flor discreta. Si, por el contrario, el traje es liso o monocromático, los complementos pueden cobrar más protagonismo y aportar textura y color.

flamenca

Todos los elementos del look tienen que tener coherencia entre sí.

@sblnflamenca

Las expertas lo tienen claro: el truco está en la armonía. El mantón y la flor deben estar integrados como parte del look, no parecer añadidos sin sentido. Cada complemento debe reforzar el mensaje del traje, ya sea de inspiración clásica, moderna, canastera o estilizada.

Y, sobre todo, todo debe reflejar la personalidad de quien lo lleva. “Son el broche final para cualquier look flamenco. Si la persona no quiere vestirse de flamenca, un vestido con un mantón es una opción maravillosa, y si la pieza es buena, ya no se necesitará mucho más. Desde luego, la simplicidad a menudo es la clave para la elegancia”, sentencia.

Consejos prácticos para acertar en el Real

Además de la estética, hay cuestiones prácticas a tener en cuenta. El mantón debe sujetarse bien para evitar que se mueva con el baile o el viento. Los alfileres de seguridad invisibles y los pequeños broches son aliados imprescindibles.

En el caso de la flor, es recomendable fijarla con horquillas fuertes o con una peineta que aporte sujeción, especialmente si se va a bailar o pasar muchas horas en la feria.

Por último, ensayar el conjunto antes del gran día puede marcar la diferencia. Probar el peinado, ajustar el mantón y ver el conjunto completo ayuda a corregir errores y ganar seguridad. Porque más allá del vestido, lo que realmente deslumbra en la Feria de Abril es una mujer que se siente cómoda, segura y auténtica con cada pieza que luce.