Un año más, la noche de la música latina nos ha hecho vibrar de emoción. En su 25ª edición, los Latin Grammy 2024 nos han llevado de vuelta a Miami, específicamente al imponente Kaseya Center. Sin duda es una de las galas más esperadas del año tanto para amantes de la música como para cazadores de tendencias. Tanto la red carpet como la ceremonia, que reúne a lo más granado de la industria musical latina, no es solo una plataforma para reconocer el talento de los artistas de habla hispana; también es un escaparate en el que las estrellas se convierten en íconos del estilo, marcando tendencias y, a veces, también cometiendo excesos. 

Este 2024, los encargados de llevar la batuta de la gala han sido los actores Andy García y Roselyn Sánchez que, recibieron con su desbordante simpatía a los invitados. Entre los nominados, algunos de los grandes nombres que destacaron como favoritos fueron: desde el popular Bad Bunny, cuyo estilo desafía continuamente cualquier tipo de convención; hasta Cimafunk y MonsieurPeriné, quienes pasearon su esencia urbana por la alfombra; Camilo y Carin León, en la misma línea; la brasileña Anitta, que se ha convertido en una de las máximas representantes de la nueva generación música 'pop'. Tampoco faltaron los artistas consagrados: como Jorge Drexler, Juan Luis Guerra, Mon Laferte y un larguísimo etcétera. La variedad en los perfiles de los nominados fue reflejo de una industria musical expansiva que, cada día, explora nuevos horizontes. 

Por supuesto, no podía faltar el talento patrio. Aunque en esta ocasión echamos de menos a Rosalía en el escenario -y en la alfombra-, viajaron hasta Miami cantantes y compositores de la talla de Silvia Pérez Cruz, Alejandro Sanz, David Bisbal, Quevedo, C. Tangana, Nathy Peluso, Niña Pastori, etc.

Los looks de la alfombra roja de los Latin Grammy 2024: de los más espectaculares a los más flojos

En cuanto a moda se refiere, los Premios Latin Grammy suelen ser sinónimo de arriesgar. A diferencia de otros galardones de este nivel, el (no) 'dress code' da muchísima más libertad para jugar con las tendencias y las innovaciones. No es una gala en la que la sobriedad y la elegancia tomen las riendas de los estilismos; al contrario, la diversión, jugar con los límites de lo excéntrico y el arte de ponerse el protocolo por montera suelen ser el sota, caballo y rey de la noche. 

La alfombra roja de esta edición se quedó un poco a medio gas, por no decir completamente deslucida por el exceso de brillo, de apliques, de texturas y de falta de coherencia en los estilismos. Sin duda, es una noche para que los estilistas echen mano de su ingenio para captar la esencia de cada artista y de las marcas de lujo que compiten por ganar visibilidad estratégicamente en este escaparate. La alfombra fucsia dejó mucho que desear, aunque también hubo quien supo elegir con tino su outfit.