El Día Nacional de Mónaco es, sin duda, una de las citas más importantes del calendario monegasco, y no solo por su relevancia histórica y cultural, sino porque, de año en año, la familia Grimaldi deslumbra con sus impecables looks de gala para los que echan mano de la ‘artillería pesada’ de sus vestidores. Este año, el evento alcanzó nuevas cotas de glamour en la gala celebrada en el Forum Grimaldi, y hubo dos mujeres que despuntaron especialmente con sus looks; Carolina de Mónaco y Alexandra de Hannover, dejaron claro por qué son íconos de estilo internacional.
Los estilismos con los que desfilan las protagonistas de este evento son siempre impecables y, en esta ocasión, la velada estuvo marcada por looks que sí, a grandes rasgos, introducían algunas tendencias, pero apostaban por lo que generalmente se conoce por vestidos de gala de noche: desde el sofisticado brillo de las lentejuelas hasta el terciopelo más lujoso. Cada miembro de la familia apostó por una estética única, pero en perfecta sintonía con el carácter regio y festivo del evento. A continuación, repasamos los estilismos más memorables de la noche, un despliegue de elegancia que reafirma por qué Mónaco es sinónimo de lujo y buen gusto. Nosotros tenemos claro quiénes sobresalieron con sus looks.
Las paillettes de Carolina de Mónaco eclipsan al resto de invitadas
Carolina de Mónaco, fiel a su impecable sentido del estilo, brilló —literalmente— con un vestido azul profundo cubierto de lentejuelas que reflejaban cada destello de luz en la sala. De manga corta y con una falda de corte columna que caía con fluidez, la pieza destacaba por una discreta abertura en el pecho, un detalle que añadía modernidad a una silueta clásica. Carolina completó el look con un espectacular collar de diamantes y zafiros, que enmarcaba su rostro y aportaba un toque de opulencia sin ser excesivo. Como siempre, la princesa demostró que no tiene rival para elegir estilismos de fiesta.
El retorno del terciopelo: de Tatiana Santo Domingo a Beatrice Borromeo
Tatiana Santo Domingo aportó una dosis de romanticismo a este evento con un vestido verde botella de terciopelo, un tejido que estuvo muy presente en los looks de esta noche de gala. La pieza, con mangas cortas avolantadas y apliques brillantes en los hombros, destacaba por su estructura entallada en la cintura y una falda de volantes a capas que añadía movimiento al diseño. Tatiana apostó por una estética vintage con toques contemporáneos. Su elección demostraba su capacidad para reinterpretar el lujo de una manera relajada pero profundamente elegante. Si hay un tejido que triunfa cuando la Navidad está a la vuelta de la esquina, efectivamente, es el terciopelo.
Beatrice Borromeo, siempre una de las más esperadas en este tipo de eventos, cautivó con un total black look que combinaba dramatismo y sofisticación. Su vestido, confeccionado en terciopelo, contaba con mangas cortas abullonadas, cuello cerrado decorado con apliques tipo joya y perlas, y una falda voluminosa que añadía un toque teatral que competía de manera tácita con el estilismo de su cuñada. El contraste entre la textura del terciopelo, el chal-capa y los detalles brillantes hizo que su estilismo fuera un verdadero espectáculo y también fue una de las más elegantes de la velada. Beatrice sabe cómo desenvolverse en este tipo de galas y salir siempre airosa.
Alexandra de Hannover arrasa con su vestido burgundy lleno de tendencias
Si Carolina de Mónaco se posicionó como la mejor vestida de la gala, su hija Alexandra de Hannover le siguió en segundo puesto con un vestido palabra de honor en color vino, el tono que está reinando esta temporada. De corte línea A y con frunces en la cadera, el diseño caía con suavidad, sin marcar la silueta, pero destacando la frescura y elegancia innata de la princesa. Este estilo drapeado, lleno de pliegues y cargado de fuerza, reafirma su posición como una de las más jóvenes fashionistas de la familia.
Alexandra no tiene ningún miedo de incorporar tendencias del momento, y en esta ocasión demostró que cuando se trata de interpretar la moda de manera juvenil no tiene rival. Además, aprovechó su escote despejado para incorporar una choker elegantísima repleta de brillantes a juego con los pendientes. Si tuviéramos que poner una pega, sería el pelo que, sin duda, pedía a gritos un recogido.
Charlene de Mónaco: sobriedad en azul noche
La esposa de Alberto II de Mónaco escogió para esta gala un diseño mucho más sobrio que el conjunto de dos piezas lila que había lucido por la mañana durante la misa en la misa 'Te Deum' en la Catedral de Mónaco. Charlene demostró una vez más su habilidad para hacer de la sencillez un arte con un vestido azul noche con mangas asimétricas: una abullonada y larga y otra corta. El cuello cerrado, la falda columna y su peinado, unas ondas al agua perfectas, la hicieron brillar.