Madrid ha amanecido hoy más luminosa que nunca. Frente al imponente Teatro Real, en plena Plaza de Oriente, un pequeño retazo de tierra se ha convertido en símbolo de fraternidad, de gratitud y de buenas intenciones. Es el nuevo jardín de tulipanes blancos y naranjas —colores que remiten directamente a la Casa de Orange— que la princesa Amalia de los Países Bajos ha regalado a la capital española. Un gesto cargado de significado, no solo diplomático, sino profundamente personal.

El jardín se plantó el pasado 11 de noviembre. Hoy, meses después, la primavera ha cumplido su parte del trato y los tulipanes han florecido. José Luis Martínez-Almeida ha acompañado a la joven heredera en el acto de inauguración, que ha tenido lugar bajo un cielo sorprendentemente despejado y con la atención mediática puesta no solo en los tulipanes, sino también —cómo no— en ella: Amalia. A pesar del desconcierto y de las informaciones que desmentían la aparición de la heredera al trono de Países Bajos, finalmente, la joven se ha dejado ver y ha retomado su agenda con total normalidad. 

El vestido de Amalia de Holanda en su última aparición en Madrid 

El vestido de Amalia de Holanda en su última aparición en Madrid 

Robert Smith

El look de Amalia de Holanda para inaugurar el nuevo jardín de tulipanes de la Plaza de Oriente 

Si bien el gesto de donar un jardín es en sí mismo elocuente, el hecho de que la princesa haya regresado a Madrid para presentarlo en persona esconde, sin ninguna duda, un gesto de agradecimiento con la ciudad. No hay que olvidar que Amalia estudió el año pasado en la capital y que dijo adiós a su tierra por la amenaza de la Mocro Maffia neerlandesa. En ese momento delicado, la Casa Real española le ofreció apoyo y asilo. Hoy, la escena se cierra de forma simbólica: Amalia vuelve no como estudiante vulnerable, sino como princesa soberana y -hay que admitir -con mucho estilo. 

Amalia de Holanda y José Luis Martínez-Almeida en el centro de Madrid 

Amalia de Holanda y José Luis Martínez-Almeida en el centro de Madrid 

Robert Smith

Los accesorios 'burgundy' para acompañar su vestido boho

Y ahora, hablemos de moda. Porque Amalia ha sabido convertir este reencuentro con Madrid en una auténtica declaración de estilo. La pieza central del look ha sido un vestido boho de estampado geométrico, con fondo burdeos y detalles en color crudo, que destilaba primavera pero con un aire sofisticado pero no demasiado formal. 

Para acompañar el vestido, la royal ha elegido unas botas altas de piel en color burdeos, de caña alta, con ese efecto ‘baggy’ y tacón medio-ancho. Una decisión estética, sí, pero también funcional: nada como unas buenas botas para caminar con seguridad sobre el empedrado de la Plaza de Oriente sin perder el equilibrio, aunque quizá sea una de esas prendas de las que nos tenemos que deshacer ahora que llega la primavera.

Este calzado, que bien podría haber salido del armario de Kate Middleton o de la Reina Letizia, que durante este otoño también se dejaron ver enfundadas de arriba abajo en este color trendy. La mezcla entre el boho del vestido y el aire ‘informal’ de las botas encajaba muy bien con el acto: ni demasiado informal, ni tan formal como para parecer ajena al lugar y al momento.

Vestido Matsa de Ba&Sh 277 euros

Vestido Matsa de Ba&Sh 277 euros 

Ba&Sh

Vestido Matsa de Ba&Sh 277 euros 

Para crear ese 'todo al burdeos', Amalia ha optado por un bolso de mano de tamaño mediano, con asa corta confeccionado en piel brillante. Sin estridencias, sin logos visibles. Lo interesante aquí no era la marca —que, como buena royal, podría haber sido tanto de Zara como de Loewe—, sino la elección de un diseño sobrio, versátil y que encajara con su vestido bohemio. Un tipo de bolso que no solo pone el punto final al estilismo, sino que demuestra que no necesita recargar el outfit con nada superfluo.

Los accesorios de Amalia de Holanda: de su pulsera de Cartier a sus pendientes dorados

Los accesorios de Amalia de Holanda: de su pulsera de Cartier a sus pendientes dorados

Robert Smith

La carísima pulsera que Amalia de Holanda ha lucido en Madrid

Y hablando de detalles que definen un estilo, hay algo que las auténticas prescriptoras nunca descuidan: la joyería. La princesa Amalia, siempre con ese minimalismo lujoso tan de su generación, volvió a confirmar que los accesorios sutiles pueden tener mucho que decir. En su muñeca derecha, la icónica pulsera Lovede Cartier compartía protagonismo con una pulsera de cuentas rojas y blancas  y otra personalizada con su inicial.

En el cuello llevó un collar de oro con perlas diminutas para darle un toque de brillo a su cuello. Pero fueron sus pendientes los que rompieron con lo obvio: un modelo tipo aro, sí, pero con un diseño retorcido que escapa a la forma redonda convencional.

La inauguración a la que la joven ha asistido hoy ha sido un gesto diplomático, un retorno simbólico a un lugar que fue refugio. La hija de Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda ha demostrado que no necesita tiaras para brillar, pero que conoce el poder de un buen corte, un color bien elegido y un gesto amable.