No todas las relaciones madre e hija son idílicas, pero existen las que cuentan con un lazo inquebrantable y que se basan en el amor incondicional y el respeto mutuo. Tamara e Isabel Preysler tienen una relación maternofilial envidiable, y lo demuestran cada vez que las vemos juntas. En las últimas semanas, además, hemos visto a Tamara Falcó ir a dormir a casa de su madre, estando ya casada con Íñigo Onieva. El apego a una madre es algo natural, pero si es excesivo puede provocar desajustes emocionales.

Madres e hijas famosas: ¿Quiénes se llevan bien y mal?

Aunque existen casos como el de Isabel Pantoja y sus continuas broncas con sus hijos, lo cierto es que la mayor parte de las madres famosas del panorama nacional se llevan bastante bien con sus hijos. Otra cosa es que las familias se piquen o se lancen pullas, como sucedió con Carlo Costanzia, que no dudó en culpar a su madre Mar Flores de muchos de los problemas de su infancia que derivaron en conductas poco acertadas. O el enfado de Terelu con su hija Alejandra Rubio (y eso que se adoran) por ciertos líos amorosos descubiertos por sorpresa.

En el caso de clanes como los Bardem o los Preysler, la cosa parece fluir mucho mejor. Y está claro que Tamara Falcó e Isabel Preysler protagonizan una de las relaciones madre-hija más potentes y envidiadas de las socialités. Los consejos de Isabel (con o sin documental de por medio), sus recomendaciones, su opiniones… son vitales para Tamara, tal y como ella misma ha expresado en multitud de ocasiones. Pero ¿podría el excesivo apego a una madre hacer que una mujer siga sintiéndose una niña y le cueste tomar decisiones sin consultarla?

Cómo afecta el apego y su impacto emocional de hija a madre

Hablamos con la psicóloga Sofía Rademaker, directora del centro psicológico SCM que responde a esta pregunta: “Sí, y esto va a depender en gran medida de elementos como el estilo de apego y el tipo de desarrollo de la autonomía que haya tenido la persona”.

La experta explica a SEMANA que la teoría del apego nos ayuda a entender cómo las experiencias relacionales tempranas moldean el funcionamiento interpersonal a lo largo de nuestra vida.

La figura materna tiene una gran importancia para nosotros. ¿El carácter de una madre (o del cuidador principal) puede influir en nuestra personalidad? “Sí. Numerosos trabajos han mostrado que la sensibilidad maternal es el primer determinante de la calidad del apego en el primer año, mostrando que madres sensibles tienen hijos seguros, madres inconsistentes tienen hijos ambivalentes; madres interfirientes/rechazantes tienen hijos evitativos”, asegura la psicóloga.

Isabel Preysler y Tamara Falcó juntas en un evento

Isabel Preysler y Tamara Falcó juntas en un evento.

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La autonomía de los hijos: cómo superar las dependencias

En cuanto al desarrollo de la autonomía la experta señala que durante los primeros dos años de vida, los niños tienen una ausencia total de autonomía que los mantiene en un estado de dependencia casi absoluta de los demás. “Esta condición de dependencia nos prepara para desarrollar una relación interpersonal que es imprescindible para nuestro proceso de socialización y de humanización”.

A medida que vamos creciendo, pasamos por otras fases en las que vamos entendiendo cuales son las normas en nuestra familia, qué se puede y qué no se puede hacer; qué se acepta socialmente y qué no; hasta que en la edad adulta, idealmente desarrollamos un criterio propio, signo de madurez.

Cuando existe una mayor dependencia con la madre en la edad adulta, apunta Rademaker que podríamos estar frente a un estilo de apego ansioso, o ambivalente, así como posiblemente un bloque en el desarrollo de la autonomía.

En estos casos, cuando estos adultos eran niños, suelen haberse mostrarse muy preocupados por el paradero de la madre, tanto como para no explorar libremente y sufrir cuando la madre no está. Según las observaciones de los estudios, los bebés ambivalente son hijos de madres más impredecibles, o disponibles solo ocasionalmente, y aunque las madres no rechazan ni verbal ni físicamente a los niños, su responsividad a las señales del niño se consideran menos sensibles.

Por estas razones, asegura la experta, aún ya como adulta, esa persona puede seguir manteniendo esa dependencia hacia la madre, acompañado de una baja autoestima, y una sensación de inseguridad importantes y, por lo tanto, esa dificultad para tomar decisiones por una misma.

Isabel Preysler y Tamara Falcó, juntas hasta de compras

Isabel Preysler y Tamara Falcó también se van de shopping juntas.

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¿Qué es el síndrome de Artemisa?

Una relación de dependencia emocional se cataloga como síndrome de Artemisa. En el caso de madre e hijas nos preguntamos si una madre modelo puede provocar de manera inconsciente que su hija no desarrolle determinadas herramientas de supervivencia en la edad adulta.

La psicóloga comenta que esto puede ocurrir en el caso de haber tenido una educación relativamente rígida, en la que a la niña no se le permitió explorar libremente y ser quién es, sino que se ha desarrollado para ser quien “tiene que ser”. Si a esto le sumamos una poderosa figura de referencia y una presión mediática importante, la apariencia termina jugando un papel central en el funcionamiento familiar, por lo que “lo que está bien visto” y “lo que pensarán los demás” puede influir en el desarrollo de la niña.

A menudo sucede que los niños aprenden que pueden conseguir mejor sus objetivos si aceptan el mundo exterior y sus reglas, encorsetando su ser para encajar en su modelo familiar. Este tipo de vivencias pueden haber impedido el desarrollo de una madurez psicológica que también llamamos “emancipación psicológica” de la madre, ya que, al haber estado tan pendiente de esas normas maternas, la niña no pudo desarrollar su criterio propio, no pudo escuchar a sus verdaderas inquietudes y necesidades, que estaban restringidas en el “corsé”.

Tamara Falcó niñez

¿Puede la presión mediática desde la niñez modelar el carácter?

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Distintos tipos de apego y relaciones personales

Rademaker argumenta que las personas con esta modalidad de apego ambivalente pueden desarrollar dependencia emocional en relaciones de pareja. Esto se debe a la falta de autonomía y a la necesidad de que otra persona le aporte seguridad.

Una característica reseñable que surge de este apego excesivo es la fuerte autocrítica que se hacen estas personas, la inestabilidad emocional y que, a menudo, no son capaces de controlar sus emociones y asumir la responsabilidad de sus problemas.

“Pueden llegar a ser muy exagerados emocionalmente y exteriorizan de manera excesiva la angustia, también suelen mostrarse ambivalentes hacia otras personas”, comenta la experta, y añade que: “Es habitual que intenten buscar seguridad y aprobación de otras personas, pero, aunque esto ocurra, no se reduce la inseguridad que sienten y el miedo al rechazo”.

Además, suelen tener buena opinión de otras personas, sobre todo de sus padres y pareja, pero una opinión bastante más dañada acerca de sí mismos. Estas personas habitualmente esconden y reprimen los sentimientos de enfado, debido al miedo que experimentan ante la pérdida a que la relación con el otro se vea afectada. Esto puede llegar a desembocar en una dicotomía entre ataques de ira y rogar el perdón de la otra persona, advierte Sofía.

Tamara e Iñigo

Tamara Falcó y su marido, Iñigo Onieva.

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Cómo lograr un desapego saludable

Aunque es un cambio complejo, un estilo de apego ansioso-ambivalente se puede manejar y gestionar a través de psicoterapia, en donde se va dando significado a la propia historia de la persona. Es importante comprender las vivencias de la niñez, que a día de hoy siguen causando malestar en la persona adulta.

Para llegar a esa madurez psicológica es fundamental poder tener en cuenta estos elementos a a la hora de tomar decisiones:

  • Partir de una clara percepción de las necesidades y deseos personales.
  • Tener una firme voluntad de alcanzarlos.
  • Aceptación consciente y crítica de las leyes impersonales, establecidas y sancionadas por la sociedad.
  • Reconocer los deseos, necesidades y voluntad ajena.

Aunque es un tema especialmente complejo y sensible, ya que los estilos de apego y desarrollos de autonomía son diferentes en cada caso y no se puede generalizar, como visión general estas serían las consideraciones a tener en cuenta en los casos de apego excesivo. En el caso de Tamara Falcó ¿podría estar sufriendo síndrome de Artemisa?