Desde que conoció al príncipe Carlos y hasta su fatídica muerte en 1997, se conocen todos los detalles de la existencia de Diana de Gales. Pero apenas sabemos de su infancia vivida en la majestuosa mansión Althorp, propiedad de los Spencer desde hace 500 años y en donde reposan sus restos. Situada a 122 kilómetros de Londres y colindante con los pueblos de Great Brington y Harlestone, esta finca de más de 50 kilómetros cuadrados fue el hogar de Diana desde los 8 años, tras el divorcio de sus padres, hasta su boda real, en 1981. Actual residencia de su hermano Charles, es una joya arquitectónica situada en la campiña inglesa, con 90 estancias distribuidas en 9.300 m2.
La propia Lady Di calificó de "maravilloso" un lugar que alberga una de las mayores colecciones privadas de muebles, pinturas y cerámicas. De sus paredes cuelgan preciadas obras de pintores flamencos, y sus salones, ricos en mármol y sedas, simulan el interior del palacio de Buckingham. Bucólicos bosques, jardines al estilo de Versalles o caballerizas de inspiración italiana ocupan las 5.000 hectáreas de terreno. Y en un rincón está su tumba, que no se puede visitar.
En la habitación de Diana de Gales
Althorp House, lugar de peregrinaje, ofrece visitas guiadas por 19 habitaciones, seis de ellas dedicadas a Diana, y hasta se puede pernoctar por 35.000 euros la noche. Otra forma de negocio del noveno conde Spencer para mantener una casa con tanta historia y que John Spencer, un ovejero que hizo fortuna, construyó para acoger a su linaje en siglos venideros.