Victoria Abril

Victoria Mérida Rojas nació en Madrid en el año 1959. Creció entre Benajarafe (Málaga) y su ciudad natal. Desde pequeña se interesó por la danza, por lo que estudió ballet clásico, y a la edad de 15 años, comienza a encaminar sus pasos hacia el cine, debutando como actriz en la película Obsesión, de Francisco Lara Polop. En 1975 y 1976 hace apariciones puntuales en las películas Robin y Marian, dirigida por Richard Lester y protagonizada por Sean Connery y Audrey Hepburn, El puente, de Juan Antonio Bardem y El hombre que supo amar, de Miguel Picazo. Entre los años 1976 y 1978 se hace muy popular al convertirse en secretaria del concurso Un, dos, tres... responda otra vez, de Televisión Española, trabajo del que renegaría en público en repetidas ocasiones, llegando incluso a romper unas gafas de secretaria, del estilo que llevaban en el programa, en un programa en 2006. Aunque en una entrevista más reciente declaró que no se arrepentía de haber sido secretaria, pero que el agobio de la popularidad que sufrió en aquella época hace que los recuerdos de esa etapa sean agridulces. En 1977 interpreta el papel principal de Cambio de sexo, e inicia así una fructífera colaboración con Vicente Aranda, para quien protagonizará algunas de sus películas más relevantes, entre ellas, La muchacha de las bragas de oro, Tiempo de silencio, El Lute: camina o revienta, Amantes y Libertarias. En algunos repartos coincide con los famosos Imanol Arias, Jorge Sanz o Antonio Banderas. Además, trabajó con asiduidad en Italia y especialmente en Francia, siendo candidata al Premio César en dos ocasiones y estableciendo allí su residencia. Cimentó así una de las carreras interpretativas más brillantes del cine español, en la que tienen cabida gran variedad de directores como Mario Camus (La colmena), Jaime Chávarri (Las bicicletas son para el verano), Manuel Gutiérrez Aragón (La noche más hermosa), Pedro Almodóvar (¡Átame!, Tacones lejanos, Kika) o Carlos Saura (El séptimo día). Su excelente papel en la película ¡Átame! de Almodóvar, impresionó tanto a una joven Penélope Cruz, que la madrileña en aquel momento decidió que algún día se dedicaría al mundo del cine como Victoria Abril, por la que siempre ha profesado una profunda admiración. Con El Lute consiguió su primera Concha de Plata a la mejor actriz en el Festival de San Sebastián y por su trabajo en Amantes recibe el equivalente Oso de Plata en el Festival de Berlín, además fue candidata en nueve ocasiones al Premio Goya, solo se impuso en 1995 por Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, de Agustín Díaz Yanes, con quien vuelve a colaborar en Sin noticias de Dios (2001) y Solo quiero caminar (2008). Su incursión en Hollywood, con la película Jimmy Hollywood de Barry Levinson, no resultó demasiado productiva. Rechazó entonces el papel protagonista de La pasión turca, que luego recayó en Ana Belén. En la pequeña pantalla apareció en series como La barraca o Los pazos de Ulloa, así como a las órdenes de Vicente Aranda en un capítulo de La huella del crimen y en Los jinetes del alba. También participó en cortometrajes como Pour elle. Desde el año 2005 probó suerte en la música con la publicación de un disco de clásicos de la bossa nova (Putcheros do Brasil) y realizando giras de conciertos con canciones en portugués, francés y castellano. Asentada en París, en Francia goza de un gran reconocimiento. Además es musa y amiga personal del diseñador de moda francés Jean Paul Gaultier En cuanto al plano personal, estuvo casada con el futbolista chileno Gustavo Laube, aunque se divorciaron en 1982. Victoria Abril tiene dos hijos, Martin y Félix, de su relación con el cineasta francés Gérard de Battista.