Pablo Urdangarin vive en una residencia de deportistas de la ciudad de Barcelona. Te mostramos su interior para que veas cómo en su hogar.
Pablo Urdangarin, uno de los rostros conocidos más aplaudidos de nuestro país en este momento, vive en la residencia de La Masía, Centro de formación Oriol Tort, donde él y el resto de deportistas gozan de 6000 metros cuadrados divididos en 5 plantas. No solo hay habitaciones individuales, también dobles y cuádruples, a lo que hay que sumar zonas comunes, entre otras, de entretenimiento en las que desfogarse tras un día largo. Ahora el hijo de Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina puede olvidarse de las cámaras y la complicada situación de sus padres en la zona de juegos y es que allí poseen una sala para ver partidos en equipo, futbolines, billares o juegos interactivos.
Por otro lado, hay salas de descanso, de masajes, gimnasio u otras dedicadas al estudio como aulas de refuerzo. Un lugar situado en un enclave privilegiado, rodeado de naturaleza y en el que puede sentirse como en casa. Numerosos trabajadores velan porque no se pierda el espíritu familiar, de hecho, los 83 deportistas que viven están encantados en su mayoría. La luz está presente en todas las estancias, en especial, en las habitaciones, tal y como demuestra esta imagen, dormitorios que están equipados con un baño, así como todas las comodidades necesarias para sus ocupantes: cama, armario y mesa de estudio. Algunas de ellas, han sido adaptadas para la rehabilitación física de los jugadores y otras reservadas para uso individual.
Es un chico joven y como tal se comporta con aquellos con los convive día a día. Con sus compañeros que, a su vez son amigos, hace planes por la ciudad condal, se monta en transporte público o va a la universidad, donde estudia un grado de Administración de empresas. Lejos queda el lujo del palacete de Pedralbes en el que vivió junto a su familia en Barcelona, un espectacular chalet construido en 1952 por el arquitecto Villalonga. Tenía 1200 metros cuadrados y cerca de 1300 de jardín con cipreses o pinos y lo reformaron por completo durante un año entero. Ya nada queda de aquella época, salvo el recuerdo que les acompaña a él, sus tres hermanos y sus progenitores. Este fue el principio del fin y Pablo Urdangarin prefiere huir del ruido mediático: solo centrarse en el balonmano y en sus estudios.El hijo de la Infanta está acaparando todas las miradas y ha sido ovacionado por su actitud ante los periodistas. Con una templanza tremenda y con mucha naturalidad al responder sobre la separación de sus padres, Pablo Urdangarin se ha metido a España en el bolsillo. No quiere esconder nada de su vida privada, aunque sí reconoce que hay ciertas conversaciones que se deben tener en casa. Él ha sido quien ha confirmado que ninguno de sus hermanos conoce todavía a Ainhoa Armentia y el que ha contado que su madre se encuentra bien, a pesar de todo. Su intención es seguir queriéndose e intentar continuar con su vida cuando pase el escándalo, ya que, como él dice, está acostumbrado a ser seguido por las cámaras y no se siente presionado por ello.