Era el 6 de marzo de 2020 cuando la Reina Sofía acudía por última vez a una de sus citas religiosas del año: el encuentro con el Cristo de Medinaceli en Madrid. Se producía apenas una semana antes de que se declarase el Estado de Alarma por la pandemia de la Covid 19, cuando pocos sabían la magnitud de lo que estaba por venir.
Entonces la soberana cumplió con una de las tradiciones más queridas de la Familia Real, procediendo al besapié de la figura del Cristo. Hoy afortunadamente ha podido volver a retomarla, como cada primer viernes de cada marzo, y fuera de agenda. Comparando ambos momentos, con dos años de diferencia, observamos un fenómeno muy curioso: cuánto ha cambiado Doña Sofía... ¡la Reina ha rejuvenecido!
Alrededor de las 11:30 de la mañana, la Reina emérita se ha acercado hasta la Basílica de Jesús de Medinaceli, situada en pleno centro de Madrid, muy cerca de la fuente de Neptuno y del Paseo del Prado. Estaba encantada de recuperar esta costumbre y se advertía su sonrisa bajo la mascarilla. Al llegar ha saludado al párroco y a los hermanos de la Archicofradía posando con todos antes de ingresar en el templo.
Si en la anterior ocasión que acudió a esta iglesia, Doña Sofía lucía un clásico traje de chaqueta y falda gris, en esta ocasión ha optado por un look más relajado, pero con mucha intención. Un traje de chaqueta y pantalón en negro y morado (con una animada blusa estampada que ya ha sacado otras veces), con los que se anticipa a los colores típicos de la Semana Santa.
La madre del Rey Felipe, de 83 años, está más joven, más delgada y más activa que hace dos años. Se nota que se cuida mucho por dentro y por fuera. Ahora es frecuente verla con juveniles trajes de chaqueta y pantalón, con modernas chaquetas y originales joyas.
Esta misma semana, la Reina Sofía volvía a sorprender de visita en el Banco de Alimentos de Orense, uno más como parte de su gira por todas estas entidades a lo largo de toda España.
Después conocíamos que se fue a comer al popular restaurante Pingallo, donde no tuvo inconveniente en fotografiarse con los dueños, al estilo de lo que hacía el Rey Juan Carlos cuando visitaba los mejores establecimientos gastronómicos de España.
Ella degustó el típico pulpo á feira, lenguado menier y zumo de tomate. Según han contado sus dueños, toda la gente presente en el local se puso de pie e irrumpió en un sonoro aplauso en su honor, "como si fuese una estrella de rock".
La Reina Sofía ha visto crecer su popularidad de forma imparable en los últimos años. Su exquisita educación y alabada profesionalidad, además del hecho de 'arroparla' tras la marcha de su marido a Abu Dabi, han hecho que la gente empatice aún más con ella. Después de 60 años en España, es justo que recoja los frutos del cariño.