Doña Sofía y Paloma Rocasolano han demostrado que se llevan de maravilla. Este jueves 25 de junio tenían la confirmación de la Infanta Sofía en la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Aravaca en Madrid, cita en la que los gestos no han pasado desapercibidos en ningún momento. El grito de Letizia a su madre, el abrazo de Leonor con su abuela Sofía o la llamativa complicidad entre las abuelas son solo algunos de los titulares que nos dejan los momentos previos a que la hija menor de los Reyes recibiera sacramento. Pero, ¿cuáles han sido los gestos entre ellas en los que han reparado el resto de asistentes?
Lejos de la sobriedad que se pueden mostrar en este tipo de eventos, lo cierto es que la emoción se había apoderado de cada uno de los invitados. En especial de las abuelas de Sofía, que muy orgullosas se agarraban de las manos y del brazo. No dejaban de comentar, bromear y ponerse al día en un acto que las dos estaban deseando que llegara. Paloma Rocasolano no se ha separado ni un momento de doña Sofía, quien parecía encontrarse muy cómoda con la conversación de su consuegra y quien a su vez comentaba con su hija Letizia. Lejos de los protocolos y de los actos oficiales, se ha podido ver a todos sin ninguna atadura ni nada que encorsetara su actitud. Quizás por ello han mostrado su versión más relajada tanto en las fotos familiares como en el interior del templo.Los expertos reparan especialmente en la actitud de las abuelas, que dejaban ver su lado más familiar y tranquilo ante las cámaras. No dejar de tocarse es un gesto con el que evidencias lo a gusto que te sientes con esa persona, una cercanía que se hacía extensiva también con Letizia. Las tres mujeres han demostrado tener confianza entre ellas y, sobre todo, necesidad de contacto físico y visual.