Victoria Federica y Froilán esperaban la llegada de su madre escondidos detrás de las cortinas de su casa, mientras jugaban a ser espías de los reporteros. Así han protagonizado un divertido vídeo en el que ellos creían no ser vistos, pese a que la cortina era traslúcida y sus movimientos se veían claramente
La infanta Elena ha regresado por fin a Madrid después de haber pasado las últimas semanas junto a su padre, el Rey Juan Carlos, en Abu Dabi. La duquesa de Lugo quiso estar al lado del Emérito por su cumpleaños, pasando también parte de las Navidades a su lado, para hacérselas más llevaderas ahora que está alejado de sus seres queridos tras su marcha de España. Sin embargo, pese a que la expectación ha sido máxima, no ha sido posible ver a la infanta Elena en la capital, conformándonos tan solo con ver cómo su coche, conducido por un hombre de su confianza, accedía a su domicilio, aparentemente sin ella en su interior.
Vídeo: Europa Press
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Una expectación que no solo mantenía en vilo a los periodistas que hacían guardia en las inmediaciones de su casa en Puerta del Hierro, sino también a sus propios hijos, que aguardaban su llegada con impaciencia. Un nerviosismo mal disimulado, todo sea dicho, pues ha sido curioso ver cómo Victoria Federica y Froilán aguardaban ver a su madre llegar, mientras controlaban los movimientos de los reporteros que hacían noche en su portal. Las imágenes causan cierta simpatía y es que en ellas se puede ver cómo los hijos de la infanta Elena y Jaime de Marichalar miran por la ventana de forma insistente, creyendo que los periodistas no eran conscientes de ello.
Vídeo: Europa Press
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Los jóvenes creen que tras las cortinas traslúcidas de su salón no pueden ser vistos e incluso se permiten emular a los reporteros, grabando con su teléfono móvil a los profesionales de la información que hacen su trabajo pese a las bajas temperaturas reinantes en Madrid en los últimos días. Vea el vídeo, porque muestra el lado más simpático de los hermanos, que juegan a ser reporteros espía desde la seguridad de su hogar y con unas cortinas casi transparentes como el mejor de los escondites.