La Infanta Cristina ha dado pistoletazo de salida a una nueva vida. Tras darse a conocer la firma de su divorcio de Iñaki Urdangarin dos años después de las polémicas imágenes de este último con Ainhoa Armentia, la hija menor de Juan Carlos I disfruta de esta etapa en Ginebra. Un ciclo que no ha iniciado sola, sino en compañía de sus seres queridos, entre los que está su hija, Irene Urdangarin, que ha viajado a Camboya para trabajar unos meses en una ONG. La joven ha afrontado esta experiencia con la mayor de las ilusiones y así lo reflejan las imágenes del último número de la revista SEMANA, ya disponible tanto en los kioscos nacionales como de manera online.
Tal y como demuestran las fotografías publicadas por revista SEMANA, la Infanta Cristina afronta esta nueva etapa libertada y con la mayor de las alegrías. La hermana del Rey Felipe ya hizo en su día de Suiza su principal refugio para capear los tsunamis propios del juicio Nóos y la condena, y ahora disfruta de su ciudad junto a su hija Irene, aunque por poco tiempo. Y es que, la benjamina de la casa ha optado por seguir los pasos de sus hermanos y abandonar el hogar familiar para dar un nuevo rumbo a su vida y realizar un voluntariado temporal en Camboya.
La ONG Sauce ha sido el centro escogido por Irene Urdangarin para sumergirse de lleno en una aventura de lo más solidaria. Tal y como hizo Juan Urdangarin, la joven ha confiado en el proyecto del jesuita asturiano Kike Figaredo para viajar hasta el país del Sudeste Asiático y ayudar en todo lo posible a quienes más lo necesitan. Un movimiento que deja entrever su lado más cercano y dispuesto a colaborar en zonas del planeta en las que sus ciudadanos viven situaciones verdaderamente complejas.
En las instantáneas que revista SEMANA ha publicado, madre e hija aparecen en los aledaños de la sede de Sauce con el objetivo de ultimar los detalles de la andadura solidaria de Irene. Este medio ha podido saber que ambas estuvieron hasta cuatro horas en el enclave en cuestión para dejar todo solucionado de cara al viaje de la joven, el cual promete marcar un antes y un después en su vida.
Las imágenes de la Infanta Cristina e Irene Urdangarin, en revista SEMANA
Aunque la marcha de Irene de la casa de Ginebra podría suponer la soledad de la Infanta, nada más lejos de la realidad. Su hijo Miguel, que hasta ahora residía en Londres, ha vuelto a Suiza. Un regreso de lo más significativo para la cuñada de la Reina Letizia y que hará más llevadera la ausencia de su hija mientras, por su parte, tanto Juan como Pablo permanecen totalmente alejados del que fuera su domicilio. Ambos están plenamente focalizados en sus quehaceres profesionales, razón por la que sus futuros no apuntan a ir unidos a la vida de doña Cristina en Suiza.
Pero, lejos de suponer un handicap para la hermana de la Infanta Elena, es un orgullo. Poco a poco sus hijos se van haciendo mayores y van tejiendo sus trayectorias según lo desean. Mientras tanto, si algo tiene claro ella es que su vida, por el momento, permanece totalmente alejada de España. Fue hace casi once años cuando la Infanta Cristina dio, junto a Iñaki Urdangarin, el paso al frente de mudarse a Ginebra. Lo hizo por motivos de trabajo con la Fundación La Caixa, que le encargó que coordinara sus programas desde allí.
Esta marcha suponía un reto en toda regla para la hija de la Reina Sofía, que siempre había estado en España bajo el calor de sus seres queridos. Pero lo cierto es que, dados los escándalos que la salpicaron a consecuencia del caso Nóos y de la corrupción política, el hecho de permanecer lejos de su país natal fue algo que le favoreció. Y es que, gracias a ello pudo dar continuidad a sus compromisos profesionales pese a que todas las miradas apuntaban tanto a su persona como a su familia.
Tras haber conseguido permanecer en un discreto segundo plano, las imágenes de Iñaki Urdangarin paseando por la playa junto a Ainhoa Armentia dinamitaban la aparente tranquilidad de la Infanta. Dado el revuelo generado por esa incipiente historia de amor, a doña Cristina y al deportista no les quedó más remedio que anunciar su “interrupción matrimonial”, que más tarde se ha formalizado con la firma de su divorcio y el distanciamiento definitivo.