La Princesa Leonor nunca va sola. Al menos cuatro escoltas siguen sus pasos día y noche, dando igual cuál sea su plan o compañía. Ya sea en actividades oficiales, en una cena con amigos o en un viaje privado, pero siempre a su sombra. Un blindaje extremo al que muy pocos mortales se podrían acostumbrar, mucho menos si tenemos en cuenta que, en el caso de la heredera al trono, esto será así hasta el final de sus días. Pero, ¿qué consecuencias puede tener en ella tener a un equipo de seguridad pendiente de cada movimiento? Ya te avanzamos que es sorprendente. 

Presión, ansiedad, soledad e incluso aislamiento

A pesar de que ella nació en la Familia Real, eso no quita que pueda sentir "presión y ansiedad" en momentos concretos. No es fácil de gestionar y, por ello, la hija mayor de doña Letizia y Felipe podría enfrentarse a la "soledad, el aislamiento e incluso a desestabilizarse emocionalmente". Así nos lo asegura Lara Ferreiro, psicóloga con la que SEMANA ha tenido la suerte de charlar sobre la "pérdida de juventud" que puede provocar en Leonor no ser una chica normal. 

Para estar protegida debe estar rodeada de escoltas y medidas de seguridad que podrían "asfixiarla". Varios agentes que controlan que no se tomen fotografías de Leonor, por ejemplo, en una discoteca, intentando así filtrar toda la información que llegue a los medios de comunicación. Están aleccionados y son conscientes del impacto que una imagen puede tener en redes sociales.

Julián Contreras Jr., en una foto de archivo.

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"Un mal paso puede ser una mancha en su expediente para siempre. Aprendes a vivir con ello. Es un proceso de varias fases. Primero el shock al darte cuenta de que no eres una niña normal, segundo la frustración, tercero los miedos a fallar, cuarto la de aceptación y la quinta en la que lo llevas mejor". Esto precisamente nos lleva a hablar de una fobia muy presente en la realeza y de la que pocas veces hemos escuchado hablar. 

Nos referimos a la "atelofobia", un miedo específico a ser imperfecto o incompleto. "Esto se puede desarrollar en gente de la realeza por el pánico a cometer errores, a que la gente te critique", explica Lara Ferreiro. Una posibilidad a la que se suman otros escenarios muy oscuros. No solo por el temor constante a "meter la pata, a la inseguridad o la desconfianza respecto al resto", sino por cómo te puede afectar la burbuja de protección a su salud mental. 

La casa de Laura Madrueño.

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El síndrome de la cabaña: una de las primeras consecuencias del blindaje extremo

"Vivir en una vigilancia continúa puede desarrollar el síndrome de la cabaña, que es cuando no quieres salir. Esto es la fobia social y la ansiedad. Hay personas que se vuelven obsesivas por intentar dar una imagen de perfección y pierdan esa espontaneidad. Esos entornos controlados en los que minimizas los riesgos te genera esa sensación de presión en el pecho. Esto le sucede a muchos royals. Al final pierdes la capacidad de controlar tu propia vida. Puedes acabar incluso depresiva", señala Ferreiro, psicóloga de la aplicación de citas Ashley Madison. 

En este caso, "el personaje real se puede comer a la persona". Ella solo tiene 18 años, una agenda muy marcada de Casa Real y una personalidad muy definida. Quizás por ello ha logrado convertirse en alguien sólido. Es esta psicóloga, consultada por SEMANA, quien analiza cómo es la princesa Leonor, a tenor de sus gestos. 

"Es una persona muy analítica, que ese carácter de la madre lo ha heredado. Sabe poner límites y tiene una seguridad apabullante al hablar. Está muy educada para la resistencia psicológica. Tiene mucho sello Letizia. Se ve también que tiene carácter y proyecta seguridad. En su casa no sabemos cómo es", explica. 

Y, aunque parece segura de sí misma, tiene miedo al desatino. Sobre todo a fallar a su madre. "Es una persona autoexigente y creo que puede tener miedo a los errores. Esto se ve cuando busca la aprobación de su madre cuando habla. Su madre es su musa y tiene mucho autocontrol. Tiene muchísima disciplina. Su madre es quien la ha marcado. Se ve que está cincelada por ella. Evalúa mucha a las personas y es muy madura. Se la ve con mucha fuerza". 

Olga Moreno en una playa

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Es difícil enamorarse cuando estás continuamente vigilado

Otra cuestión a tener en cuenta es cómo puede afectar el blindaje de Leonor al plano sentimental. Un tema tabú hasta ahora y del que apenas existe información. Ya sea por sus extremos cuidados o porque ella ha preferido dejarlo en segundo lado. No puede comportarse con naturalidad, ni llevar en secreto si está conociendo a alguien. ¿La razón? Siempre habrá alguien, un escolta, un guardia civil o un policía, vigilando que Leonor esté a salvo. 

"Todo esto también te limita a la hora de tener pareja. Aunque a partir de cierta edad la gente se besa o tiene novio ella está más limitada. Esto marca", asegura Ferreiro, autora del libro 'Adicta a un gilipollas'.