La benjamina de la Familia Real, la Infanta Sofía, cumple 18 años y con ello da un paso más hacia la vida adulta. En las últimas semanas conocimos que, a diferencia de su hermana, por el momento no emprenderá formación castrense alguna. La Infanta se decantará por comenzar con sus estudios universitarios, previsiblemente fuera de nuestro país continuando con lo establecido ya para sus estudios de bachiller en el UWC Atlantic College de Gales y siguiendo también los pasos de su padre. Aunque por el momento, y como es habitual en Casa Real, aun no han trascendido los detalles de esta nueva fase de su formación.
La Infanta es la número dos en la línea de sucesión por detrás de su hermana, la Princesa de Asturias, que actualmente se encuentra embarcada en el Buque Escuela Juan Sebastián de Elcano dando la vuelta al mundo como parte de su formación castrense. Lo cierto es que, si algo aconteciera a la Princesa, sería en la Infanta Sofía en quien recayera la Corona tras el reinado de Felipe VI lo que nos lleva a plantearnos cuál es el papel institucional de la Infanta en la actualidad y qué podemos esperar de ella como figura clave de la Familia Real española. Para desgranar todos estos detalles charlamos con la experta en etiqueta y protocolo, María José Gómez y Verdú, conocida en Instagram como @protocoloyetiqueta.es.
“La mayoría de edad le otorga un estatus nuevo”
“Con el reciente cumplimiento de los 18 años por parte de la infanta Sofía, se abre una etapa decisiva en la configuración del papel institucional que desempeñará dentro de la Casa Real”, comienza destacando María José Gómez y Verdú en nuestra charla. “Si bien su papel como segunda hija de los Reyes de España no contempla una función hereditaria directa, la mayoría de edad le otorga un estatus nuevo, tanto desde el punto de vista jurídico como simbólico, dentro del marco de la monarquía parlamentaria española”, anota la conocida experta en protocolo y etiqueta.
Y es que, bajo el punto de vista de Gómez y Verdú, “hasta ahora, la Infanta Sofía ha mantenido una presencia pública muy contenida, limitada a actos institucionales puntuales y siempre en un segundo plano respecto a su hermana mayor, la Princesa de Asturias, heredera al trono”. Aunque, también tiene claro que “sin embargo, el paso a la mayoría de edad supone el inicio de una posible proyección institucional más activa, especialmente en un contexto en el que la monarquía busca reforzar su legitimidad a través de la ejemplaridad, la cercanía y el compromiso con los valores democráticos y la unidad del Estado”.
El perfil que podría tener la Infanta Sofía dentro de la Familia Real a partir de ahora
Aunque no se espera que la Infanta Sofía desempeñe un papel protagonista en la agenda institucional, “sí podría tener un rol complementario, centrado en ámbitos sociales, culturales o medioambientales, que permita reforzar la imagen moderna y comprometida de la Corona”, comenta la experta en protocolo y etiqueta reflexionando sobre la nueva realidad que espera a la benjamina de la Familia Real. “Su educación internacional, así como su exposición a entornos multiculturales gracias a su formación en el UWC Atlantic College, podrían favorecer un perfil centrado en la cooperación internacional, la juventud o la sostenibilidad, alineándose así con causas de calado social que conecten con las nuevas generaciones”.
La princesa Leonor y la infanta Sofía posando con la Eurocopa en Zarzuela
Gtres
Por otro lado, “la Infanta Sofía representa una figura de reserva institucional. En caso de necesidad, por enfermedad, renuncia o vacancia temporal de la Princesa Leonor, su papel institucional podría adquirir una relevancia inesperada. Este aspecto, aunque poco contemplado en el discurso público, es clave en la lógica dinástica de cualquier monarquía: asegurar la continuidad institucional más allá de la figura del heredero”. Además, según María José Gómez y Verdú, “su entrada en la vida adulta coincide con un momento de fuerte escrutinio hacia la institución monárquica. En este contexto, su conducta, formación y exposición pública serán observadas con atención, no solo por la ciudadanía, sino también por los medios y los actores políticos. Por tanto, la construcción de una imagen coherente, discreta y alineada con los valores constitucionales será esencial para consolidar su papel dentro de la Casa Real”.
En definitiva, la mayoría de edad de la Infanta Sofía no supone únicamente un hito personal, como es lógico, “sino que también una oportunidad para redefinir y diversificar los canales a través de los cuales la monarquía puede conectar con la sociedad contemporánea”. Ya que nuestra experta concluye que, “sin un rol ejecutivo, pero con una presencia potencialmente influyente, la Infanta Sofía comienza ahora una etapa en la que su posicionamiento institucional podrá contribuir, de manera prudente pero significativa, a la modernización y estabilización de la Corona en el siglo XXI”.