El Rey Felipe ha hablado alto y claro y su mensaje ha llegado a todos. A todos, casi literalmente. Y es que su discurso televisado a la nación, en la noche del jueves 18 de marzo, ha sido todo un éxito. De audiencia, desde luego. Hasta 15 millones de espectadores se congregaron frente a sus pantallas para ver lo que el monarca tenía que aportar a esta emergencia sanitaria del coronavirus. En sus palabras, básicamente, hizo un llamamiento a la unidad, transmitió sus condolencias a las familias de las víctimas, agradeció la labor de los sanitarios y nos animó a todos con lo que podría ser un eslogan publicitario: "Este virus no nos vencerá".
Según los datos de Kantar Media, el mensaje se emitió simultáneamente por 27 cadenas y durante los 7 minutos de intervención se alcanzó una cuota de pantalla de casi el 70 por ciento y 15,1 millones de espectadores. TVE lideró los datos, seguida de cerca por Telecinco. Unos datos de vértigo e históricos, que no se registraban desde 1992, año en el que comenzaron las mediciones. Así pues, el discurso real del coronavirus ya es el más visto de la historia en lo que a la monarquía se refiere.
Don Felipe apareció retratado de una manera distinta a la habitual. Por primera vez de pie, y no sentado, como suele hacerlo en los Mensajes de Navidad. El anterior mensaje de carácter extraordinario, aquel 3 de octubre de 2017, después del referéndum sobre la independencia celebrado en Cataluña, también lo hizo sentado. En esta ocasión se cambió de escenario utilizando el Salón Magnolias del palacio de La Zarzuela, que hasta la fecha no se había visto.
Por ello colocaron un atril granate (su color corporativo) con el emblema de la Casa de S.M el Rey y, a su espalda, sendas banderas de España y de la Unión Europea. La alocución fue grabada por un equipo de RTVE compuesto por 6 personas, que suele encargarse de este tipo de trabajos por tratarse de la televisión pública, y luego distribuida al resto de cadenas. Se realizó en un tiempo breve, entre las 7 y las 8 de la tarde, justo después de que el monarca se reuniese con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el resto del comité de gestión técnica del coronavirus. Con ellos se había citado a las 5 de la tarde, en el Salón de Audiencias de La Zarzuela. Al terminar, fue directo a la grabación. Por esa razón, el Rey Felipe vestía la misma ropa: un traje azul marino con una corbata burdeos. Apenas hubo tiempo para cambios.
Los técnicos de televisión solo hicieron un par de tomas, realizadas en un único y sobrio plano, en el que el soberano nos hablaba directamente a los ojos, al tiempo que ponía énfasis en las palabras acompañándose de las manos. En esta ocasión, los profesionales colocaron un alza en el suelo para que el monarca ganara en altura por encima del atril, y el cámara se subió a un taburete para equilibrar el encuadre.
Por otro lado, esta intervención televisiva suponía la reaparición de Don Felipe tras el último escándalo protagonizado por su padre, el Rey Juan Carlos. Aún resuena la tormenta provocada por el último comunicado oficial de la Casa Real, del pasado domingo 15 de marzo, en el que el monarca anunciaba drásticas medidas a raíz de la supuesta implicación del emérito en negocios turbios en paraísos fiscales en el extranjero, algo que está siendo investigado por la justicia suiza y española, y en los que figuraría Don Felipe como beneficiario.
Aunque el Jefe del Estado ha intentado atajar la situación, renunciando a su herencia económica paterna y quitándole a este su asignación anual de los Presupuestos Generales del Estado (alrededor de 200.000 euros), lo cierto es que tampoco ha hecho acallar las muchas voces que piden que dé más explicaciones.
Las redes sociales, a través de las cuales se expresa mucho la Opinión Pública, se han movilizado para manifestar su desacuerdo. Ya al mediodía del mismo jueves se convocaba una cacerolada por las ventanas para protestar contra el Rey Juan Carlos, solicitando que done los 100 millones de dólares que supuestamente recibió en comisiones por el AVE a La Meca de manos del rey de Arabia de Saudí para la Sanidad pública. Por la noche, a las 21 horas, justo cuando Don Felipe comenzaba su mensaje por televisión, tenía lugar otra protesta vecinal del mismo corte. Mucho ruido en la calle demandando algo más que un comunicado.
El éxito de audiencia televisiva, consecuencia entre otras cosas por el confinamiento generalizado de los ciudadanos en sus respectivos domicilios, camina a la par con una crisis de imagen para la monarquía española y además en medio de una emergencia sanitaria. Tiempos complicados, y el Rey Felipe deberá lidiar con ambas.