Don Juan Carlos ha presentado una segunda regularización fiscal por rentas hasta ahora no declaradas por las que ha afrontado el pago de cuatro millones de euros entre multas y recargos. Esta regularización ante la Agencia Tributaria, que ha avanzado este jueves 'El País', está relacionada con los pagos en especie que recibió de la Fundación Zagatka de su primo Álvaro de Orleans: los vuelos privados costeados por dicha entidad, de los que se benefició hasta el año 2018.Se trata de la segunda operación de este tipo que realiza el emérito. El pasado mes de diciembre pagó a Hacienda 678.393 euros fruto de la regularización de las transferencias recibidas del empresario mexicano Allen Sangines-Krause a través de un intermediario en los ejercicios de 2016, 2017 y 2018, tal y como había descubierto la Fiscalía Anticorrupción. Un incremento patrimonial no justificado que lo situaba en el punto de mira.Con esta nueva regularización ante Hacienda quiere evitar la investigación por delito fiscal por hacer aceptado durante años viajes en jet privado por valor de ocho millones de euros. Es exactamente la misma motivación que lo llevó a hacer su primera regularización. Al reconocer el fraude y pagar la multa antes de que formalmente se le abriese una inspección desde Hacienda o una causa penal podría poner freno a una posible imputación por defraudar al erario público.

El Rey Don Juan Carlos paga 4 millones de euros a Hacienda de multas y recargos
Gtres.

Este nuevo intento por crear 'transparencia' en sus cuentas no garantiza que no tenga problemas con la justicia. Aún queda por saber qué harála Fiscalía del Tribunal Supremo, que asumió las diligencias que venía practicando Anticorrupción, ante sus movimientos. Y es que será el TS el que decidirá si su gesto lo exonera de consecuencias penales.Según señala 'El Español', el que fuera Jefe de Estado habría recurrido a varios amigos empresarios para poder afrontar esta elevada multa. Porque este segundo pago se hace en concepto de multas y recargos con el fisco.El rey emérito vive en Abu Dabi, adonde se marchó el pasado 3 de agosto tras una  “meditada decisión” con la que pretendía salvaguardar la monarquía. Su retirada se producía tras su implicación en un caso de corrupción por las supuestas comisiones fraudulentas durante la construcción del AVE a La Meca. Hace poco conocíamos que su lugar de residencia es una mansión de lujo valorada en unos 11 millones de euros y situada en la paradisiaca isla de Nurai, de un kilómetro cuadrado de extensión y a 15 minutos en barco de la capital de los Emiratos Árabes.