La infanta Cristina está viviendo sus días más difíciles. Cuando se cumplen 15 meses del ingreso en prisión de Iñaki Urdangarin, a la hermana de Felipe VI se le hace muy cuesta arriba tener a su marido entre rejas y sacar adelante a sus cuatro hijos sin la presencia de su pareja. Para poder sobrellevar que el padre de sus hijos esté encarcelado, la hija de los reyes eméritos don Juan Carlos y doña Sofía ha solicitado la ayuda de un terapeuta.
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Los días más negros de Cristina
Ya ha pasado más de un año desde que Iñaki Urdangarin entró en la cárcel. El exjugador de balonmano, clasificado en segundo grado, aún deberá esperar hasta el próximo mes de diciembre para poder disfrutar de un permiso de salida. Para esas fechas habrá cumplido apenas una cuarta parte de su condena. Cuando llegue ese momento podrá acceder al tercer grado en alguna de las revisiones de su clasificación que la Junta de Tratamiento lleva a cabo cada seis meses. Y los permisos serán, como mucho, de entre tres y seis días. Sin embargo, hasta que llegue ese pequeño respiro, la realidad está siendo muy cruda. Aún quedan numerosos meses de prisión por delante. Y la desesperación empieza a hacer mella en Iñaki. También en Cristina, muy preocupada por el estado anímico de su marido, que vive las horas más bajas de su vida.
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Cristina, sola y angustiada
Este verano, la infanta Cristina apenas se ha dejado ver. Su única salida pública tuvo lugar el pasado 26 de agosto, cuando visitó a su padre tras ser operado de un triple 'bypass' coronario en el Hospital Quirón de Madrid. La acompañaban tres de sus cuatro hijos: Juan Valentín, Miguel e Irene. Ni rastro ya de sus tradicionales vacaciones estivales en Bidart, donde solía veranear junto al clan Urdangarin. Hace dos años ya que no aparece por esta exclusiva localidad del sur de Francia que durante años fue su refugio. El parón en sus traslados a esta localidad próxima a Biarritz coincide con los días en los que Urdangarin ya conocía su condena y estaba pendiente de lo que dictaminara el Tribunal Supremo. En estos momentos, Cristina se siente sola y vive con gran angustia el encierro de su marido.
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Iñaki Urdangarin, "demacrado"
Por su parte, Iñaki intenta llevar con la mayor dignidad posible estar encarcelado en Brieva, una cárcel para mujeres situada a siete kilómetros de Ávila donde él es el único reo masculino en el módulo de hombres. Allí dedica muchas horas al día a practicar deporte y a leer. Su comportamiento es ejemplar. Según fuentes penitenciarias, es un preso "muy tranquilo" que limita sus conversaciones solo a los funcionarios de prisiones y los familiares que van a visitarle. Pero su aspecto actual ha cambiado mucho desde que que entró en prisión, -condenado por el caso Nóos-, el 18 de junio de 2018. Sus allegados aseguran que está "demacrado" y su sufrimiento deteriora paulatinamente su estado de ánimo.
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La crisis de ansiedad de Cristina en una de sus visitas a Iñaki
La última vez que Cristina visitó a su marido fue hace dos semanas. Pero estos encuentros se le hacen cada vez más difíciles. En su visita del pasado mes de junio, la infanta vio a Iñaki "consumido y muy delgado", por lo que al regresar a Madrid sufrió un ataque de ansiedad, tal y como narró una amiga íntima de la infanta al diario 'El Español'. En sus visitas a la cárcel, Cristina suele entrar en un coche blindado y tintado por una puerta lateral, no por la principal, para evitar ser captada por la prensa.
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Cristina, en tratamiento psicológico
Según ha contado el periodista Juan Luis Galiacho en el programa de televisión 'Socialité', la infanta Cristina está recibiendo ayuda psicológica porque “tiene bajones como el que le dio en agosto después de ir a ver a Urdangarín”. Y es que la infanta sufre de manera paralela a su marido, a quien ve más desanimado que nunca.
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La infanta Elena, el mayor apoyo de Cristina
A pesar del delicado momento de Cristina, está arropada por su familia. En especial por su hermana, la infanta Elena, quien es su confidente y su mayor apoyo desde que Iñaki y su hermana conocieron la sentencia: cinco años y 10 meses de cárcel por delito de corrupción.
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Arropada también por sus padres
Don Juan Carlos y doña Sofía también han estado pendientes en todo momento de su hija. De manera privada, los reyes eméritos están siempre en contacto con la infanta para hacerle más llevadero este duro periodo. La reina, incluso, ha llegado a animar a Cristina a trasladarse a España. Una idea a la que ella se niega. En primer lugar, porque no desea estar sometida a la presión mediática que viviría si viviera en nuestro país. En segundo lugar, porque a Iñaki no saldrá de prisión a corto plazo. De momento, cree que estará más tranquila en Suiza.
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Intenta llevar una vida lo más normal posible
Mientras su esposo permanece entre rejas, Cristina intenta continuar con una vida lo más tranquila posible. Practica deporte, acompaña a sus hijos al colegio y actividades extraescolares, va a misa y se reúne con amigos y personas de su entorno siempre que puede. Y presenta mucha atención a lo que habla con su pareja en sus limitadas conversaciones telefónicas. El exduque de Palma dispone de una tarjeta de teléfono con la que puede llamar cada semana a 10 números de teléfono (con autorización previa). Cada llamada puede tener un máximo de cinco minutos de duración.
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Urdangarín, el deporte como único aliado en la cárcel
Para Iñaki, la cárcel de Brieva, de 43.540 metros cuadrados y 162 celdas, es ahora el único escenario que ve cada día. Lo único que hace un poco más llevadera la estancia de Iñaki en prisión es su afición al deporte. Por eso, el marido de Cristina intenta sobrellevar la carga emocional de estar separado de los suyos haciendo todas las horas de ejercicio que pueda al día. Su mujer, por su parte, se refugia en sus hijos y en la ayuda de un terapeuta.
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